En coincidencia con el mes en que se celebra el Día del Investigador Científico, en honor al nacimiento del Nobel argentino Bernardo Houssay, un centro de investigación de la UNICEN cumple 30 años. Se trata del Instituto de Física Arroyo Seco, fundado el 23 de abril de 1983, precisamente cuando en pleno proceso de transición a la democracia en el país, desde una universidad del interior se hizo una clara apuesta al desarrollo de la investigación en ciencias básicas.
En este dossier, integrantes del IFAS repasan la rica historia de una institución que pasó de ser, en sus comienzos, un laboratorio pionero instalado en la periferia de los grandes centros de producción de conocimiento a ser, en la actualidad, un grupo consolidado de investigación, recientemente integrado a una estructura mayor, el Centro de Investigaciones en Física e Ingeniería (CIFICEN), nueva Unidad Ejecutora del CONICET.
También convierten el grato aniversario en una oportunidad propicia para tratar, en clave de divulgación, algunos de los grandes temas que hoy son motivo de preocupación para los físicos: biofísica, problemas ambientales, gases de efecto invernadero, nanotecnología, análisis con láser, entre otros. Y lo hacen intentando explicar, además, por qué se percibe -de manera errónea- a la Física como una ciencia extremadamente complicada.