Sociedad
15 de octubre de 2012

Trastornos de la alimentación

Prof. Dr. Ricardo ANGELINO

Cada vez más, la sociedad occidental, y cada vez más  todo el mundo, se ha ido transformando en una sociedad adictiva. O sea, esclava de algo sin valor y que daña.

Desde los comportamientos que entrañan un abuso (trabajo, juego, compras, tv, Internet…), a las conductas con dependencia física (donde todo el organismo grita su falta) y psíquica (dónde es toda la vida del individuo que gira alrededor de lo que consume).

Permanentemente, por distintos medios, se habla de las adicciones o consumo o abuso de sustancias químicas, psicoactivas (drogas depresoras, estimulantes y perturbadoras del sistema nervioso humano), de adicciones sociales o psicológicas (como las antedichas en los comportamientos abusivos (Internet, trabajo, etc.), hasta las adicciones alimentarias, verdadero puente entre las dos primeras, químicas y sociales.

Es en las conductas alimentarias enfermizas, donde el adicto se esclaviza en torno a su alimento. Devora con avidez, buscando una rápida elevación de sustancias en su organismo, con repercusión cerebral, llamadas endorfinas, serotonina, dopamina y otros neurotransmisores que le deparen placer. Efímero, pero atrapante.

Todo esto es engañoso o falso para quien  padece: ya sea que restrinja o limite sus comidas, se purgue compulsivamente, haga ejercicios físicos sin control, devore, caiga en atracones, substituya alimentos necesarios, haga dietas insólitas, tome bebidas en exceso, como mate u otras, fume, etc. Su trastorno alimentario permanece, aunque se oculte tras mil máscaras. Alimentarse en demasía o  no hacerlo: “esa es la cuestión”.

La Anorexia Nerviosa aparece como principal trastorno de la alimentación en nuestros tiempos. Es una severa alteración de la vida psíquica de quien la padece, con repercusiones en su entorno, de pronóstico reservado, de origen múltiple, o sea que no tiene una sola causa, sino varias y son ellas biológicas, psicológicas y sociales. Sufre una distorsión de su imagen corporal. Distorsión subjetiva, propia de quien la sufre, fantaseada, no real. Tiene un miedo desmedido o fobia a engordar. Pero, no sabe, no tiene conciencia que está enfermo. Por eso, no colabora para salir de su trastorno, sino que se esfuerza por continuarlo. Pierde peso día a día, entre el 25 % al 50 % , menos de lo que sería normal para su edad, altura y sexo.

Las manifestaciones clínicas, signos y síntomas de su enfermedad, se presentan como alteraciones graves endocrinológicas (glandulares) y metabólicas (deficit de elementos circulantes básicos para la vida). Hay cambios físicos (falta de menstruación, como primer signo de la anorexia en mujeres jóvenes, disminución de glóbulos rojos y blancos, trastornos cardíacos, del hígado y riñones, etc.). También a nivel psicológico ( mal humor, irritabilidad, ansiedad, desánimo, retraimiento social importante, abandono de actividades, postración, etc.). La muerte sobreviene en un 5 a 21 % de los afectados, muchas veces como consecuencias de la falta de nutrientes, o por suicidio (sino se considera la enfermedad como un suicidio lento, encubierto).

Vista como algo así como su contrario, la Bulimia Nerviosa, a veces complementaria con la Anorexia, implica un trastorno de la alimentación, con episodios de voracidad descontrolada, donde no importan la calidad o variedad sino la cantidad de lo ingerido, hasta inducir el vómito. Los que la sufren, emplean laxantes, diuréticos (para orinar más), y efectúan ejercicios físicos en exceso, en busca de una imagen ideal y fantaseada. Muchos padecientes mantienen sus trastornos alimentarios en secreto. Su silencio dependerá de la manifestación de sus complicaciones…

Dijimos que las causas de estos graves trastornos de la alimentación son varias. Por ejemplo, en la Anorexia Nerviosa, se confirman factores: 1) Individuales: ejs. necesidad  acentuada de aprobación, hiperresponsabilidad, alta vulnerabilidad…2) Familiares: ejs. sobreprotección, alto nivel de aspiraciones, rigidez, eternización de los conflictos que no se resuelven y evaden, trastornos depresivos, familias conflictivas, no continentes. 3) Socioculturales: Ej. Sobrevaloración de la delgadez en la cultura occidental actual.

En los niños y adolescentes, la obsesión por ser flaca o flaco, llevó a ver cada vez más temprano, la emergencia por los trastornos de la alimentación. Desde los jardines de infantes en adelante, se priorita la delgadez entre los niños, con “cargadas” y bromas pesadas para quienes no la encarnan. En las niñas, desde los 11 y 12 años, se comprobó la mayor incidencia de estos problemas. Antes, las edades pico eran los 14 y los 18 años. Es importante saber que en el desarrollo pre- puberal (8 á 9 años) hasta la primera menstruación en las niñas, hay un crecimiento necesario del tejido graso (8 hasta 9 kg de peso). Esta grasa (estrogénica) se ubica, principalmente, en muslos, glúteos y caderas, preparando el cuerpo para el desarrollo. La falta de cintura, la redondez, son transitorias y necesarias para el crecimiento: por cada kilogramo de peso que se suma en esta etapa, hay 1 cm por crecer después de la menstruación. La voracidad a esa edad, forma parte de la velocidad del crecimiento. Si hay falta de nutrientes indispensables, se favorecerá, por ejemplo, la aparición de trastornos, como la osteoporosis precoz, por falta de calcio necesario para el crecimiento de los huesos, que deparará la masa ósea para el resto de la vida. También pueden darse anemia y retraso del desarrollo.

Las estadísticas acumuladas en estos últimos 10 años en poblaciones preadolescentes y adolescentes, mostraron que un 57 % de las chicas del Ciclo Básico y el Secundario, padecían trastornos de la alimentación. Los varones se fueron sumando a estas cifras en forma creciente…

Ruth Handler creó en 1959, una muñeca de plástico hueca, la famosa “Barbie”: con sus 29 cm de altura, se hizo famosa e influyó desde entonces y en la niñez como un ideal, también hueco e imposible. Pues, para lograr sus formas, una mujer promedio, debería medir 2,10 metros de alto, sacarse 15 cm de cintura y agregarse 12 cm de pecho ( hoy posible, frente al tan pedido regalo de los 15 años, al que muchos padres acceden, con   un implante mamario). En nuestro país, ni las mismas modelos, muchas veces víctimas de los trastornos alimentarios,  responden a la imagen de la Barbie: el tipo promedio tiene una estatura de 1,75 metros, con los consabidos 90-60-90. Para ser como Barbie, les faltaría crecer 35 cm más y lograr 95-45-82…

Es comprensible que ante la promoción de los disvalores a nivel social, la falta de diálogo, comprensión y afectos positivos en muchas familias, pese a los adelantos técnicos para la comunicación, los factores predisponentes para los trastornos mentales tomen la delantera. Y entre ellos, los descriptos trastornos de la alimentación.

El encare de los trastornos de la alimentación debe ser urgente e interdisciplinario. Su prevención, una necesidad comunitaria, familiar y personal. El PMO (Programa Médico Obligatorio) en Salud Pública ha incorporado (Resolución 742/2009, Ley 26.396) el tratamiento integral de los trastornos alimentarios, cuya cobertura están obligados a dar todas las Obras Sociales, medicinas prepagas e instituciones públicas dependientes del Ministerio de Salud en la Argentina.

Bibliografía de consulta:

Suárez Richards, M. Angelino, R. y otros: Introducción a la Psiquiatría. 3ra. Edición. Polemos. Bs. As. 2009.
Collins, M.E.: Body Figure Perception and preferences among pre adolescent children. International Journal of eating disorders. 1991.
Selser, C. Nota sobre trastornos de la alimentación, Diario Clarín. Bs.As. 6/7/2003.

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Prof. Dr. Ricardo ANGELINO:
Profesor Titular y Director del Departamento de Salud Mental, Escuela Superior de Ciencias de la Salud, UNICEN.
Contacto: drfangelino [at] hotmail [dot] com