Economía | Sociedad
27 de marzo de 2014

Repensando las oportunidades de mercado para la Agricultura Familiar

Dra. Susana Silvia BRIEVA y Msc. Rocío CEVERIO

En el campo de los estudios económicos, las cuestiones relativas a las oportunidades de mercado se basan en los postulados de la teoría económica neoclásica. Pensar las oportunidades para la agricultura familiar (AF) desde esta perspectiva, implica que los productos comercializados “deben” presentar diversos grados de innovación y/o calidad diferencial a fin de competir por nichos o segmentos específicos de mercado - que pueden ser domésticos o de exportación pero generalmente de limitada magnitud y eventual saturación-. A fin de posicionar dichos productos, se requieren inversiones en estrategias de difusión, promoción y en el desarrollo de canales de comercialización. Desde esta concepción, las acciones de política se reducirían a estrategias de captación de valor agregado por parte de los productores y generación de utilidad a través del mercado para los consumidores, siendo entendidos unos y otros en términos individualistas y de mercados competitivos. Aquí, cabe preguntarse ¿cuál sería la utilidad social de pensar en estos términos?

En América Latina, a partir del proceso de revalorización de la AF en los últimos años, las acciones para la facilitación del comercio de los agricultores se basan en principios de organización solidarios, donde las prácticas económicas se entienden como formas de integración social que definen movimientos institucionalizados del proceso que conecta la producción, distribución y circulación con el consumo de bienes y servicios.

En Argentina, a partir de la crisis del año 2001 y con mayor énfasis desde la creación de la Reunión Especializada sobre la Agricultura Familiar (REAF) del Grupo del Mercado Común del MERCOSUR en el año 2004, distintas instituciones y programas de desarrollo rural de alcance nacional y regional, se orientaron a facilitar el acceso a los mercados para la AF.

La creciente participación de los agricultores en las instancias de diseño e implementación de las políticas dirigidas al sector, sumada a la presencia de técnicos y funcionarios de instituciones de investigación y desarrollo y regulación y control en el abordaje de las etapas comerciales, pusieron de relieve las limitaciones estructurales de la normativa impositiva, previsional y bromatológica para promover procesos de desarrollo con equidad.

A fin de dar respuesta a los problemas significados por los actores como de escala, calidad, financiamiento y conocimientos, se promovieron procesos de organización comunitaria y acción colectiva, propiciados a partir de actividades de capacitación en aspectos técnico-productivos, en donde algunas experiencias implicaron la transición a sistemas de producción alternativos sostenibles y sustentables.

Paralelamente, se desarrollaron normativas y tecnologías “apropiadas” así como tecnologías organizacionales para el acceso al financiamiento y los mercados. Si bien se han desplegado distintas estrategias, hasta ahora predomina la implementación de canales cortos de comercialización, desarrollados bajo concepciones como economía social y solidaria, soberanía alimentaria y/o comercio justo.

Hasta ahora, los mayores logros se encuentran en el plano sociopolítico e institucional, entre otros es posible distinguir:

- los procesos de organización social y comunitaria promovidos por los programas de desarrollo, que logran niveles de inclusión en redes solidarias de intercambio de saberes, recursos, bienes y servicios viabilizando la conformación de comisiones, agrupaciones, asociaciones, mesas y la participación en espacios gubernamentales de alcance local, regional y nacional.

- la movilización de destrezas y habilidades para la puesta en práctica de los canales comerciales, así como los recursos materiales asociados a la infraestructura, redes de distribución y logística y el sistema normativo que regula la comercialización.

- posibilidad de construir políticas activas a partir de la experiencia.

Indudablemente estos procesos promueven la inclusión social de la AF, sin embargo aquí surge otro interrogante ¿generan dinámicas de acumulación endógena?

Es evidente que aún existen contradicciones que impiden conformar sistemas integrados de producción y distribución endógenos capaces de garantizar dinámicas socioeconómicas de acumulación. Entre otros desafíos, se podrían mencionar:

- la tensión entre la concepción solidaria y la capitalista, que aún gobierna las organización social de la producción, donde si bien cambian las relaciones de subordinación y poder los productores quedan cada vez más subordinados al mercado y dependientes de la orientación de las políticas sociales.

- el registro, sistematización y cálculo de gastos e ingresos que responde a sistemas contables tradicionales, ortodoxos o corrientes que buscan convertir los intercambios en entidades observables, medibles y controlables a través del uso de tecnologías de cálculo y dispositivos de representación que no tienen en cuenta la realidad de los productores. Estos sistemas por un lado no son neutrales y por otro, ocultan las relaciones de reciprocidad y solidaridad que muchas veces sostienen la actividad.

- las profundas limitaciones en la distribución física (infraestructura, transporte y logística), que se tornan se tornan centrales para el funcionamiento de los canales comerciales de la AF.

- la distribución de los ingresos generados aún reproduce el mecanismo de intercambio desigual a la escala local, al establecer relaciones de intercambio entre formaciones socioeconómicas distintas, traspasando valor desde los sectores más vulnerables a los sectores de la población de mayor poder adquisitivo.

En un intento por superar las contradicciones que hasta ahora han predominado en el diseño e implementación de instrumentos de política pública, en el Año Internacional de la Agricultura Familiar proponemos repensar las oportunidades de mercado para la AF desde una perspectiva socio-técnica en términos de Sistemas Tecnológicos Sociales.

Bajo este enfoque, tanto los mercados como los canales comerciales son conceptualizados como tecnologías organizacionales y las políticas como tecnologías de organización social y de intervención sobre la sociedad.

Como toda tecnología, las políticas orientadas al desarrollo de canales comerciales para la AF desempeñan un papel central en los procesos de cambio social ya que demarcan posiciones y conductas de los actores, condicionan estructuras de distribución social, costos de producción, acceso a bienes y servicios; generan problemas sociales y ambientales y facilitan o dificultan su resolución.

En este sentido, pensar la inclusión de las problemáticas de distribución y comercialización de la AF en Sistemas Tecnológicos Sociales ambientalmente sustentables y capaces de promover dinámicas de acumulación a nivel local mediante de generación de nuevas relaciones productivas y económicas inclusivas, no sólo podría propiciar la creación de nuevos bienes y servicios y de empleo, sino que también significaría dinamizar sectores productivos y de servicios, procesos de diseño y planificación que tengan en cuenta la integración social y la articulación territorial, así como la complementariedad entre distintos sectores socioeconómicos de nivel local, nacional y regional.

© Todos los derechos reservados.

 

Dra. Susana Silvia BRIEVA:
Dra. en Ciencias Sociales – FLACSO. Docente - investigadora Dpto. Ciencias Sociales, Directora Grupo de Investigación en Comercialización y Políticas Agrícolas, Directora del Área de Postgrado en Economía y Desarrollo Territorial, Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Nacional del Mar del Plata (UNMdP).
Contacto: sbrieva [at] balcarce [dot] inta [dot] gov [dot] ar
Msc. Rocío CEVERIO:
Ing. Agr. Msc. en Agroeconomía. Docente-investigadora Dpto. Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP). Doctoranda Programa de Doctorado con mención en Ciencias Sociales y Humanas, Universidad Nacional de Quilmes (UNQ).
Contacto: rocioceverio [at] hotmail [dot] com