Ciencia
21 de noviembre de 2011

Química Ambiental: arroyos serranos, sistemas de alerta temprana

Lic. Javier BRAVO

A lo largo de la historia hemos utilizado y alterado nuestro entorno, pero desde la revolución industrial el proceso ha tomado una dinámica nunca antes vista.

Paradójicamente, los logros tecnológicos que posibilitan una mejora sustancial de nuestra calidad de vida tensionan los sistemas naturales hasta el punto de desencadenar efectos difíciles de predecir. Comprender la trama de los sistemas naturales no es una tarea fácil y a menudo no existe una respuesta simple ante un problema ambiental.

En el caso de la química, es necesario conocer las sustancias y sus propiedades, comprender las interacciones, considerar la incertezas y por si todo esto fuera poco, debemos entablar un diálogo fluido con la sociedad, un diálogo que permita tender puentes entre el “conocimiento científico” y el “conocimiento ciudadano”, condición clave para que se produzcan los cambios sustanciales.

Una tendencia alentadora es que muchos investigadores provenientes de diferentes disciplinas, y en particular de la química, se están involucrando profundamente en cuestiones ambientales; las instituciones de educación superior estrenan nuevos espacios que tratan y desarrollan dichas problemáticas; muchos graduados se dedican a la investigación ambiental, enriqueciendo sus concepciones al interactuar con profesionales de áreas de conocimiento lejanas a su formación de base.

Si bien la química relacionada con el ambiente se enfrenta a varios desafíos cabe destacar la determinación, cuantificación y evaluación del impacto de las sustancias riesgosas que son liberadas al entorno, en ocasiones en  cantidades  tan pequeñas que se hace  difícil su detección.

Durante el siglo XIX, para la extracción del carbón mineral los mineros europeos se hacían acompañar  por canarios: mientras vivieran, permanecían en su labor; su muerte era la señal de abandonar la mina con premura. Sería de sumo interés disponer de un sistema biológico que a la manera del canario nos alerte prematuramente ante cualquier circunstancia de riesgo ambiental.

Las sierras, en particular los arroyos serranos, son interesantes  por su valor estético y  por su rol potencial como sensores o centinelas de alerta temprana. Los cursos de agua vehiculizan químicos provenientes de las distintas actividades humanas   que  afectan a las comunidades de organismos acuáticos. El estudio de los cambios en las  comunidades de organismos proporciona una  herramienta sensible y gratuita que amplifica las señales brindadas por la naturaleza.

Desde el año 2002 venimos desarrollando un proyecto de estudio y conservación de arroyos serranos con dos líneas de actuación:

• La primera intenta conocer la estructura y dinámica de la comunidad de organismos con el objeto de utilizarlos como biosensores y además generar pautas de manejo adecuado para su conservación.

• La segunda es el programa de Educación Ambiental centrado en el uso de arroyos serranos cuya población objetivo son los estudiantes de los profesorados de ciencias. Los futuros profesores, como formadores, deben prepararse para enfrentar el desafío de construir las representaciones e ideas que la sociedad necesita para generar las transformaciones que corrijan aquellos rumbos no sustentables.

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Lic. Javier BRAVO:
Facultad de Ciencias Humanas, UNICEN. Vicedirector del Instituto Superior de Formación Docente y Técnica Nro 10 de Tandil. Miembro fundador del equipo de Educación Ambiental del ISFDyT 10.
Contacto: javierisfd10 [at] gmail [dot] com