Cultura
6 de octubre de 2011

Preservar el patrimonio y potenciar el turismo: ecomuseo minero industrial.

Mag. Guillermina FERNANDEZ, Mag. Aldo RAMOS, Dra. Susana RICCI, Prof. Raúl CASTRONOVO, Mag. Silvia VALENZUELA, Lic. Cristina VAN MORLEGAN y Lic. Sergio VAZQUEZ

El patrimonio, considerado como todos aquellos elementos que permiten preservar la memoria y la identidad de los pueblos, tiene un valor incalculable en la actualidad, donde la tendencia es hacia la homogenización cultural. El patrimonio está conformado por todos aquellos elementos y manifestaciones producidas por las sociedades, resultando de un proceso histórico, en donde la reproducción de las ideas y del material se constituye en factor que identifica y diferencia ese territorio. En definitiva, engloba “todo aquello que sirve de testimonio de una época y puede ser objeto de estudio para comprender el pasado y reforzar la memoria colectiva”. (1) Dentro de este, podemos encontrar el patrimonio industrial, que incluye básicamente los elementos tangibles e intangibles, que de forma interdependiente, estructuran la actividad industrial y minera.

Una de las formas más extendidas para la preservación, conservación y puesta en valor de este tipo de patrimonio, es a través de los ecomuseos, los cuales establecen una fuerte relación entre los objetos y elementos por preservar, el medio natural y la comunidad.

Además, estos espacios, se convierten en potenciales dinamizadores de la actividad turística, posibilitando el desarrollo o expansión de la misma.

Considerando lo expresado, es posible establecer que el patrimonio minero-industrial incluye los inmuebles (zonas de producción, de vivienda, etc.), los muebles (maquinaria, herramienta, archivos, etc.), los modos de vida de los trabajadores y el know how (conocimiento de la transferencia de tecnología) de los procesos productivos asociados a la industria como un verdadero sistema que se integra en un sistema mayor de producción regional.

Este tipo de patrimonio “abarca un conjunto de estructuras, piezas y máquinas que han sido utilizadas en muchos casos hasta fechas recientes” y en ocasiones permanecen en uso, sufriendo las modificaciones que producen los cambios tecnológicos.

Existen iniciativas para valorizar algunas instalaciones industriales en Estados Unidos, desde finales de los 70, entre ellos; la puesta en valor del núcleo manufacturero textil de Lowell, en Massachussets (1977), al que siguieron otras acciones diversas; como las fundiciones de Birmingham en Alabama. (2)

El viejo continente, un poco más tarde, comienza a generar proyectos en esta área, como es el caso de Ironbridge George Museum, ubicado en el valle del río Severn, región que fue el principal centro productor de hierro de Gran Bretaña.

Alemania, desde mediados de los ´80, ha promovido la conservación de cuatro grupos de hornos altos del siglo XX: ejemplares aislados de Nuenkirchen y Hatigen y las plantas siderúrgicas de Duisburg-Meiderich y Völklingen.

A partir de los casos mencionados de entre tantos, podemos afirmar que en las últimas décadas ha aumentado considerablemente (tanto por parte de la iniciativa privada como pública) el interés por la preservación y conservación del patrimonio minero-industrial, por entenderla como una alternativa para un nuevo modelo de desarrollo local que ayude a superar  períodos de recesión económica, demográfica y social, consecuencia de la desaparición o el declive irreversible de las actividades productivas tradicionales, y de su no-sustitución por otras.

Por otro lado, esta reconversión y reutilización de elementos vinculados a la minería, en sus diferentes fases, supone evaluar su aptitud para convertirse en recursos turísticos y la capacidad de potenciar tres elementos claves: mejorar su atractividad turística, su capacidad para vincularse al turismo y la accesibilidad que posee tanto espacial como legal y técnica. Considerando los efectos positivos de la incorporación del patrimonio minero-industrial al mercado turístico, este puede:

– Permitir la preservación, rehabilitación y puesta en uso de gran parte del patrimonio minero-industrial.
– Recuperar un testimonio del pasado, dado que las actuales condiciones sociales, técnicas, económicas, son muy diferentes a las que regían cuando se desarrolló la actividad.
– Ampliar la puesta en valor en la realización de aplicaciones prácticas, como: la recuperación y rehabilitación de viviendas o cualquier otro tipo de bien inmueble de carácter tradicional; la creación o revitalización de museos o espacios temáticos; la definición y acondicionamiento de senderos naturales; la creación de centros de interpretación del patrimonio; el acondicionamiento de maquinarias antiguas; etc.
– Revitalizar o mantener, en parte, los oficios tradicionales relacionados con la explotación de las canteras para la producción de souvenires, los cuales permiten al turista adquirir algo tangible del producto consumido.
– Dinamizar distintos sectores económicos, potenciando la actuación de grupos empresariales y bancarios en la rehabilitación de bienes inmuebles, muebles, etc.
– Ejercer un efecto multiplicador sobre el empleo, tanto directo como indirecto.

En este sentido, en una propuesta que incluya la puesta en valor del patrimonio minero con criterios de sustentabilidad, en la que debe primar el respeto hacia la cultura donde la conservación de los rasgos tradicionales, debe estar por encima de las expectativas del turista.

Los ecomuseos permiten recuperar espacios industriales abandonados y preservar la historia de la región y de sus habitantes. De esta manera el concepto de ecomuseo, introducido por el museólogo francés Hugues de Varine en 1971, quedó definido como un “centro museístico orientado sobre la identidad de un territorio y sustentado en la participación de sus habitantes, que ayuda al crecimiento del bienestar y del desarrollo de la comunidad”. Otras definiciones posibles de citar son la del Natural History Comité del icom (International Council of Museums) que define al ecomuseo como “una institución que gestiona, estudia y valora (con finalidades científicas, educativas y en general, culturales) el patrimonio general de una comunidad específica, incluido el ambiente natural y cultural del medio”, y la elaborada por la Red Europea de los Ecomuseos, la cual expresa que “un ecomuseo es un proceso dinámico con el cual las comunidades preservan, interpretan, y valorizan su patrimonio para el desarrollo sostenible. Un ecomuseo se funda en un acuerdo con la comunidad”.

Los ecomuseos representan e intentan preservar y dinamizar principalmente los vínculos entre los actores sociales locales y su territorio, mediante un proceso de participación social que implique un continuo aprendizaje, contando con la ayuda de expertos que solo deben orientar a la comunidad y no intentar imponer sus ideas, pues los ecomuseos son construcciones propias de cada sociedad.

Finalmente, es importante destacar que pueden constituirse en una estrategia válida para aquellos espacios que están sufriendo procesos de degradación y estancamiento, producto de crisis socioeconómicas. Esta es una realidad que, lamentablemente, encontramos en innumerables casos en nuestro continente, por lo cual los ecomuseos pueden contribuir a contrarrestar esta situación, al tiempo que permitirían preservar rasgos de identidad locales y, en definitiva, el patrimonio del territorio.

Notas:

1. Pardo Abad, 2004, p. 9.
2. Ibid, p. 9.

Bibliografía:

. Llurdes i Coit, J. (1995). El Turismo de Patrimonio Industrial y Minero. Una experiencia de turismo interior explotada en el Estado español. Barcelona: Departamento de Geografía. Universidad Autónoma de Barcelona.
. Pardo Abad, C. (2004). “La reutilización del patrimonio industrial como recurso turístico. Aproximación geográfica al turismo industrial”. En Treballs de la Societat Catalana de Geografía, 57 (pp. 7-34).
. Paz, B. y López González, A. (2008). “Patrimonio industrial y nuevas perspectivas funcionales para las ciudades en reestructuración”. En Revista Estudios Geográficos, Vol.19, Núm. 264.

© Todos los derechos reservados.

Mag. Guillermina FERNANDEZ:
Docente-investigador, Centro de Investigaciones y Estudios Ambientales (CINEA), Facultad de Ciencias Humanas, UNICEN.
Contacto: guille_74 [at] hotmail [dot] com
Mag. Aldo RAMOS:
Docente-investigador. Centro de Investigaciones y Estudios Ambientales (CINEA), Facultad de Ciencias Humanas, UNICEN.
Contacto: aldo_ramos [at] hotmail [dot] com
Dra. Susana RICCI:
Docente-investigador. Centro de Investigaciones y Estudios Ambientales (CINEA), Facultad de Ciencias Humanas, UNICEN.
Contacto: surilp [at] yahoo [dot] com [dot] ar
Prof. Raúl CASTRONOVO:
Docente-investigador. Centro de Investigaciones y Estudios Ambientales (CINEA), Facultad de Ciencias Humanas, UNICEN.
Contacto: racas52 [at] hotmail [dot] com
Mag. Silvia VALENZUELA:
Docente-investigador. Centro de Investigaciones y Estudios Ambientales (CINEA), Facultad de Ciencias Humanas, UNICEN.
Contacto: sivale62 [at] hotmail [dot] com
Lic. Cristina VAN MORLEGAN:
Licenciada en Diagnóstico y Gestión Ambiental.
Contacto: crisvanmor [at] hotmail [dot] com
Lic. Sergio VAZQUEZ:
Licenciado en Gestión Ambiental.
Contacto: sergioadal [at] yahoo [dot] com [dot] ar