Historia | Sociedad
30 de mayo de 2012

Ni la muerte. Ecos de un grito que no se silencia

Dra. Gisela GIAMBERARDINO

El acontecimiento muestra lo que una época tiene de intolerable,
pero también hace emerger nuevas posibilidades de vida…
una manera diferente de vivir el tiempo,
el cuerpo, el trabajo, la comunicación,
nuevas maneras de estar juntos y de estar contra.
Lazzarato, M.

 

Mucho se quiere decir y mucho se reduce al explicar la constitución de los movimientos sociales como la expresión del descontento de la ciudadanía respecto de su propia situación sumada a la inoperancia de la clase política para representar dichos sectores.

La Masacre de Avellaneda –con su álgido contexto social (1) y económico, sus consecuencias políticas (2)  y los turbios escenarios judiciales a los que dio lugar-  ha impelido la circulación de producciones, sea respecto de los activismos de los jóvenes en los movimientos de desocupados -conocidos en Argentina como movimientos piqueteros-, sea de la represión como respuesta de los gobiernos.

De todos esos aportes, considero que aquellos que más se acercan a la posibilidad de develar el contenido, la forma, la dinámica y las relaciones causales de un acontecimiento como el del asesinato a sangre fría de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, dos jóvenes militantes, (3) son aquellos que parten de los supuestos de la existencia de  procedimientos de asistencialización del desempleo, penalización de la protesta  y de su paralelo, quizá causal antecesor -si hubiese un órden en la lógica coercitiva/represiva- la judicialización de la pobreza.

Los discursos construidos en torno a la noticia inicial, aparecen posicionados tajantemente de un lado o del otro de dichos supuestos. Quisiera entonces llamar la atención acerca de esas expresiones y de sus mecanismos de constitución, a partir de la categoría de Acontecimiento propuesta por Mijail Bajtin y atravesando las de expresión-contenido y dialogismo.

Si la expresión, como el contenido, contiene su forma y su sustancia, lo que llamamos forma de la expresión, estaría constituida por un “conjunto de agenciamientos, de dispositivos de enunciación múltiples y heterogéneos, donde como resultado, los enunciados y sus funciones son de diversa índole” (Lazzarato, 2010: 17). Así para el presente análisis el poder legislativo, enuncia leyes y define categorías sociales (demarca categorías de posibles incluidos o excluidos, legisla acerca de la seguridad social, el acceso a planes sociales, el intermitente derecho a la protesta). Las universidades, las publicaciones pretendidas especializadas, los espacios de divulgación disciplinar enuncian categorías e irrumpen blandiendo explicaciones científicas, hipótesis explicativas, las mas de las veces aportando interrogantes o explicitando tensiones. Los medios masivos, por su parte, intervienen proponiendo definiciones imbuidas de aquello que gusta reconocerse como sentido común y que por lo mismo, arguyen, sería mas representativo de los sentires de la “gente”, por ende y engañosamente, con mayor cercanía a la realidad. Breve y esquemáticamente, podemos sostener además, que la sustancia de la expresión, estaría constituida por la proliferación de discursos, enunciados, categorías, opiniones, juicios, mientras los “objetos de enunciación” mas nítidos, esto es las expresiones entorno a las cuales, se juegan opiniones, simpatías, se discute, se asevera, se denigra, se duda y finalmente se toma posición, serían la militancia, el desempleo, las políticas públicas, el Estado (o también en este caso, menos abstracto y mas brutal: el militante, el desempleado, los planes sociales y el gobierno).

Queda en evidencia, que la expresión, no es entendida, como ideología o como representación superestructural, sino que dispone tanto de dispositivos como de una organización y está regida por una división del trabajo (universidades, periódicos, canales de televisión). De este entramado, se derivan discursos que se disputan la verdad acerca de los hechos y que  permiten la posibilidad de que el desempleado, el piquetero, el militante, no sean meras realidades naturales, objetivas, que preceden a las instituciones que los regulan, sino que a los efectos del análisis de los hechos luego de 10 años, pueden leerse como el resultado de la construcción que se realiza en el cruce de dispositivos que enuncian la ley, la norma y la opinión con otros dispositivos que producen categorías científicas, y con otros que gerencian y controlan las conductas y los comportamientos de los individuos.

En plena revolución rusa Bajtin introduce una concepción del ser y del mundo como acontecimiento que contiene el llamado principio arquitectónico del mundo real de la acción: la relación entre yo y el otro. (4) Rescatamos, de ese aporte la concepción de dialogismo, para recordar lo que hemos visto y oído, en esos días de muerte y desesperación -pero nunca de desesperanza- jornadas de lucha política, pero y por ello, también de una confrontación semiótica: una danza guerrera de enunciados, cuyos ecos están hoy presentes. El grito, -solitario, de miedo, de alerta, de pedido de ayuda, de bronca- y el posterior silencio, -de muerte, de ausencias, de vidas interrumpidas, de gargantas cerradas, de dos pechos jóvenes que ya no respiran- impiden encerrar la enunciación en la lengua, nos atan a la concreción de la vida. Se imposibilita así, el riesgo de pretender el surgimiento de las significaciones y la potencia de la transformación, de las meras estructuras de la lengua. Con ello y por último, hay una imposibilidad de hacer de la enunciación, una simple convención, una mera confirmación de las relaciones sociales ya instituidas. Así, la palabra, que para Bajtin existe sólo en la relación yo/otro, debe entenderse como relación acontecimental entre mundos posibles y como expresión de esos posibles en los enunciados. La palabra puede actualizar el acontecimiento, sólo en la medida en que está en relación con el otro. Y el otro, (5) es la expresión de mundos posibles.

Notas

  1. Junio de 2002, encuentra una sociedad altamente movilizada, así lo demuestran la escalada de protestas en los meses anteriores, los más de 500 cortes de ruta en mayo y más dos mil cacerolazos desde diciembre.
  2. Como señalan los propios protagonistas “…Durante el corto pero intenso mandato del senador Duhalde a cargo de la Presidencia, la represión abierta o encubierta se convirtió en un complemento imprescindible del clientelismo social intensivo.”  en Darío y Maxi, dignidad piquetera: los autores intelectuales y los responsables políticos que no investigó la justicia, MTD Anibal Verón en el Frente Popular Darío Santillan.
  3. Cualquier lectura de este hecho de brutal represión sería incompleta, si no se tiene en cuenta que casi contemporáneamente, Duhalde había anunciado el lanzamiento de los Planes Jefas y Jefes de hogar, cuya intencionalidad evidente de cohesión se proponía contener a las masas desocupadas. Ello paralelamente resultaría en una división del movimiento de desocupados, ya que se pretendía "integrar" a grandes sectores de pobres, y de consecuencia, aislar a los sectores más militantes y combativos.
  4. La relación que diseña Bajtin, no es ni la relación sujeto/objeto de las teorías del conocimiento de Kant, ni el reconocimiento de la dialéctica hegeliana, ni la noción presente en la fenomenología de la intersubjetividad.
  5. “…el otro es la expresión de mundos posibles (…) solo el otro hace posible la alegría que tendría al encontrarlo, la pena que tendría al dejarlo, el dolor que tendría al perderlo..” (Bajtin, 1989: 86)

Bibliografía

Bajtin, M. (2008) Estética de la creación verbal, Ed. SXXI, Buenos Aires.
             - (1989) Teoría y estética de la novela, Taurus, Madrid,

Capello, M. y Senatore, A (2011) “Cuestión Social/Cuestión Penal. Tensiones y debates de la intervención profesional ante la criminalización de la pobreza” y Marro K, (2011) “La organización de los trabajadores desocupados y el enfrentamiento de la cuestión social. Un componente de contrainsurgencia en la política social argentina?” en Cuestión Social, reproducción de la fuerza de trabajo y políticas de asistencia, Unicen, Buenos Aires.

Lazzarato M, (2010) Políticas del Acontecimiento, Tinta Limón, Buenos Aires.

Seiffer, T y Matusevicius J. (2010) “Formas de sobrepoblación relativa y políticas sociales: la política asistencial durante el primer gobierno kirchnerista (2003-2007)” , Razón y Revolución n 20, eds RyR, Buenos Aires.

Wacquant, L (2000). Las cárceles de la miseria, Manantial, Buenos Aires

Zibechi, R (2002) “Argentina, el modelo cierra solo con represión, Publicación ALAI, América Latina en Movimiento, en http://alainet.org/active/2151&lang=es

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Dra. Gisela GIAMBERARDINO:
Dra. en Sociología, Teoría y Metodología del Trabajo Social por la Universitá degli Studi di Trieste, Italia. Docente de la Carrera de Trabajo Social, Facultad de Ciencias Humanas, UNICEN.
Contacto: g [dot] giamberardino [at] gmail [dot] com