Sociedad
10 de agosto de 2012

Los jóvenes y el arte callejero

Lic. María Gabriela PEDRO

No es fácil decidir por cuál calle comenzar  a abordar las variadas expresiones artísticas de los jóvenes. No es fácil siquiera definir qué es arte y qué no cuando las manifestaciones creativas de estos seres ávidos por comunicar, son visibles y palpables en cada esquina, en cada rincón de ciudad. Y en este punto se da por hecho que el street art (arte urbano o callejero) pone en evidencia una forma loable de avasallar los muros de cualquier museo, teatro,  sala de cine o galería. Una forma loable de expresión genuinamente libre y más allá de los ámbitos institucionales y privados.

Como sostiene Marino Santa María, un destacado referente en intervenciones urbanas,  el street art ha sido y es un significativo aporte a la ciudad porque da una vuelta de tuerca al clásico grafiti derivado del hip hop y amplía sus límites. En este sentido, vale hacer una salvedad: hay arte en las calles y hay otras expresiones loables. Ocurre que la calle no es tierra de nadie (o no debería serlo). La calle, “la calle”, es la puerta de tu casa, es la fachada de tu tierra, entonces convergen opiniones encontradas.

Volviendo al tema: las pintadas en paredes públicas,  las  plantillas, posters, pegatinas y murales, como las expresiones de aquellos malabaristas Jóvenes  que en cuanto semáforo en rojo hay, se las arreglan para brindar un espectáculo brevísimo frente a los autos ¿Es arte? Las respuestas serían tantas y tan variadas como la cantidad de bocas que se abran para responder. Es cierto que tal o cual mural de tal o cual esquina impacta la sensibilidad de muchos y que puede tener las cualidades para ser considerado una verdadera obra de arte.

Es sabido, a su vez, que existen cientos de corrientes distintas que definen lo artístico, que definen qué es el arte y quién es realmente artista. En este caso vamos a catalogar como obra de arte aquella expresión creativa que tiene armonía, ritmo, técnica y fundamentalmente la huella digital del talento. Eso que la hace singularísima. También vamos a tomar por estado de juventud a esos seres que se encuentran en la franja de edad que va desde el fin de la niñez y el principio de la adultez. Por otra parte -y aunque se proclameesta postura- se tomará como válido que “se nace artista” o dicho de otra manera que “el talento artístico” ya está en las células embrionarias. Ocurre que se puede nacer con talento para pintar, escribir, actuar y que se termine siendo empresario, mecánico o banquero porque este ser supuesto del que estamos hablando, no tuvo la oportunidad  o la motivación suficiente para nutrirse de conocimientos y técnicas que le permitan desarrollar sus dotes de artista, habilitando bocas de expresión.

Asimismo, es posible afirmar que toda obra de arte genuina es una forma de materializar la corriente poética que anda en el aire, en las cosas, en las nostalgias y en los sueños y que sólo, algunos pocos, “los verdaderos artistas”, logran transformar eso etéreo, en algo tangible, con armonía, ritmo y talento. Llegado este punto se vuelve al ruedo con la pregunta que pretendía una respuesta taxativa acerca de si todas las expresiones juveniles en las calles se pueden considerar arte.

Con  lo expresado  anteriormentees viable sostener que estos seres  jóvenes, decididos a comunicar y romper estructuras por doquier, no son todos artistas, obviamente. Por lo tanto al hablar del street art, (que involucra múltiples manifestaciones más que las nombradas como por ejemplo, los cantantes callejeros, las estatuas vivientes, los espectáculos de skate -que superan las instancias deportivas- etc), es hablar también  de una posición: no todo es arte de aquello que se expresa creativamente en la urbe. Y es acá donde el espectador ocasional debe ajustar el iris, y hurguetear para encontrar aquellas joyas realmente valiosas desde el punto de vista artístico, y disfrutarlas. El arte callejero es un regalo  a los sentidos de todos los habitantes, en cualquier ciudad. Como también dan color esas otras expresiones que, sin llegar a ser genuinas piezas artísticas, animan el paso de cualquier transeúnte y a la vez, provocan. 

Ahora bien ¿Por qué tomar a los jóvenes como los principales protagonistas de este movimiento urbano que logró gran envión en la década de los 90? La respuesta es simple: son precisamente ellos los que más se apropian del universo que los rodea, los que andan impetuosos por las calles llenos de inquietudes y ansias de sorprender o provocar con sus mensajes, que muchas veces critican a las sociedad que los encasilla, que los cataloga y que pareciera mutilarles sus necesidades de libertad. Por tal motivo es que existe cierto debate sobre los objetivos reales de estos protagonistas que actualmente intervienen el espacio público, muchas veces sin pedir permiso.

Y para aclarar las cosas: el arte es arte tanto en la calle como en el museo o en la sala de teatro. Y los jóvenes, son jóvenes en todos lados, con sus sueños, con su fuerza infranqueable (propia de la edad), con sus posturas desafiantes y sus inquietudes por exteriorizar toda esa información que los supera en tiempos cibernéticosy sitios virtuales. De ahí que la calle pase a ser su ámbito de expresión más palpable, tangible y espontáneo. Y en este orden de cosas, el espectador es quien debe valorar o no, lo que encuentra a su paso. Los jóvenes, en cambio, tienen claras ciertas cosas en medio de su confusión: expresarse en las calles es más desafiante que hacerlo en  cualquier muro de red social, porque el destinatario de estas manifestaciones, es real, circunstancial y constante al mismo tiempo. Se trate de arte, o no.

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Lic. María Gabriela PEDRO:
Docente de la carrera de Realización Integral en Artes Audiovisuales, Facultad de Arte, UNICEN. Artista y periodista.
Contacto: gaby_ashi_pedro [at] hotmail [dot] com