Historia | Sociedad
30 de mayo de 2012

La masacre de Avellaneda: medios que dan miedo

Dra. Mónica COHENDOZ

"El Estado administra el temor,
pero nadie parece estar inquieto por la mutación de la cotidianidad;
mejor aún, los mismos que sufren este adiestramiento diario,
de buena gana acusan de pesimismo a los que se ofuscan."
Paul Virilio, en La inseguridad del territorio.

 

El caso que paso a la historia como “la masacre de Avellaneda” cobró el estatuto de acontecimiento periodístico no solo por su mediatización, sino porque puso en evidencia determinados procedimientos periodísticos que dejaron al descubierto el vínculo del multimedio Clarín con el poder político de turno.

“La crisis causó dos nuevas muertes" (I) (2006) es un documental que analiza y reconstruye el episodio, ocurrido el miércoles 26 de junio de 2002, en el que Maximiliano Kosteki y Darío Santillán fueron asesinados por la policía. El documental se centra en los hechos, pero sobre todo, indaga en las maniobras políticas del gobierno de Duhalde y la manipulación de la información por parte de Clarín.

El nombre del documental se corresponde con el título de la edición del diario del día posterior a la masacre, utilizado en un intento por "despegar" a la policía y al gobierno de lo ocurrido. Además, aparecen entrevistas entre los realizadores y los responsables de los medios gráficos. Sorprende la manera en que cuenta cómo Julio Blank, editor del diario Clarín en esa fecha intenta, inútilmente, justificar o dar explicaciones, de por qué se decidió ese título y por qué las fotos que más involucran al comisario Fanchiotti y al cabo Acosta tardaron 36 horas en ser publicadas. Las evidencias que revelaban las fotos no fueron exhibidas en un claro procedimiento de encubrimiento del delito policial.

En las novelas policiales, el cuerpo del delito debe llevar al investigador a identificar al culpable, un camino que garantiza la justicia. En la puesta en escena periodística del diario Clarín, con un titular de carácter impersonal y universal, el cuerpo del delito fue subsumido en un orden atemporal, el de “la crisis”, y la violencia policial quedo a salvo del delito de lesa humanidad que implicaba asesinar a dos ciudadanos desarmados por el sólo hecho de manifestar sus ideas políticas. La construcción del acontecimiento periodístico no sólo invisibilizaba la responsabilidad del Estado en la represión, sino que ponía en evidencia una política del miedo; la muerte se convirtió en una amenaza para quienes pretendían una salida alternativa a la política neoliberal del duhaldismo.

El miedo como agente regulador es un mecanismo sumamente efectivo para anestesiar a la sociedad; los medios masivos lo usan, generalmente para sembrar el pánico y establecer con sus lectores un pacto de empatía a través de la información como insumo para obturar las condiciones políticas de los sucesos. En el neoliberalismo asistimos al pasaje de la teoría de la disuasión a través de la prevención del delito (la amenaza como sanción) a la guerra de policía (la consumación de los hechos por la fuerza). “Los gatillos fácil” son ejecutores de este mandato: los jóvenes sus blancos y los medios actúan, generalmente, poniendo en escena el acontecimiento como un “suceso inevitable” que suelen llamar “tragedia” o en este caso “crisis”.

El malestar que provocaron estos acontecimientos impactó fuertemente en nuestras relaciones sociales porque interpelaban a la ciudadanía para retirarse del espacio público: miedo a manifestarse, miedo a quienes encabezan las protestas sociales; de tal modo que dos jóvenes trabajadores quedan criminalizados porque no existe un Estado capaz de regular las demandas sin administrar terror. El miedo que provoca un acontecimiento en el que se sacrifica a dos jóvenes tiene más que ver con efectos de una política del miedo que con lo periodístico.

El pánico derramado en la sociedad argentina con la masacre que hoy traemos al presente, no pudo frenar el deseo de cambio y certidumbre que afloró con un nuevo ciclo democrático en el 2003 y que la Ley de Servicios Audiovisuales del 2009 refrenda para convocar a un periodismo al servicio de la ciudadanía, más que un periodismo al servicio del poder empresarial.

La militancia de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán es un testimonio, en la actualidad, de la necesidad de defendernos contra el miedo como arma que vulnera nuestros deseos de intervención social, de la cual se valen ciertos medios para acallar las voces populares a través del miedo a la inseguridad. 

Notas:

1. Sus directores son Patricio Escobar y Damián Finvarb, y el guión  es de Patricio Escobar

© Todos los derechos reservados.

Dra. Mónica COHENDOZ:
Docente de la Carrera de Comunicación Social, Facultad de Ciencias Sociales, UNICEN. Directora del equipo de investigación "Estudios de Comunicación y Cultura en Olavarría (ECCO). Presidenta de la Federación Argentina de Carreras de Comunicación Social ( FADECCOS) y Directora del Cono Sur por  La Federación Latinoamericana de Carreras de Comunicación Social (FELAFACS).
Contacto: mcohendoz [at] gmail [dot] com