Sociedad de la Información
16 de mayo de 2011

Internet no tiene futuro… Nuestro futuro depende de ella

Dr. Marcelo CAMPO

Cuando me convocan a escribir este pequeño artículo respecto del “Futuro de Internet” se me ocurrió como llamar la atención ante un tema tan obvio. El título creo que responde a esta idea. Sin embargo tiene algo de verdad, cuando se reflexiona un poco más profundamente sobre este fenómeno y la pregunta que me surge como más correcta no es cuál es el futuro de Internet sino: ¿cuál es nuestro futuro con Internet? La respuesta, o mejor aún, las posibles respuestas dependen de las realidades sobre las cuales se base el análisis. Paso, entonces, a discurrir sobre mi visión de este posible futuro. Realidades que en un análisis cuántico, son unas de las tantas posibles, o sea probabilidades de algo que no tiene a mi entender futuro…

La realidad tecnológica

Internet ha cambiado nuestra vida, es parte de nuestro futuro como civilización. Un futuro excitante en lo tecnológico, que se mide con una métrica muy diferente a la evolución geológica o la evolución biológica. No son decenas, ni cientos de años, menos aún millones. Se mide día a día. Internet es una plataforma tecnológica. La tecnología de comunicaciones, el aumento incesante de la capacidad de procesamiento de pequeños dispositivos portátiles, hace que la capacidad de transmisión de información aumente en volumen en plazos cada vez más cortos. El trabajo incesante en investigación, de la cual soy parte, en métodos más inteligentes de interacción, hace que personas sin una formación avanzada, de hecho con apenas algunos grados de la primaria, sean capaces de interactuar con estos dispositivos y a través de ellos con personas. Estos avances generan un círculo que hace que la demanda creciente produzca respuestas tecnológicas necesarias por la realidad del mercado.

La tecnología 3D existe hace más de 20 años, pero los avances en materia de producción integrada la hicieron masivamente disponible en los últimos 5 años. La televisión digital lleva el mismo camino, haciendo disponible para las masas la interactividad y la generación de contenidos educativos de todo tipo. Ya no será necesaria una conexión privada de un proveedor para acceder a servicios básicos. ¿Que vendrá? Es sólo imaginar, las proyecciones holográficas ya no son ciencia ficción, es solo cuestión de tiempo y realidades de mercado. La adopción de nuevas tecnologías por parte de las personas tiene ciclos. La noción del cambio por el cambio en si mismo ha llevado a fracasos históricos, pero que con el debido tiempo se imponen. Esto es, Internet generó nuevas demandas tecnológicas y nuevas ofertas en un incesante proceso. También genera nuevos problemas que requieren de ideas y reflexión.

Cuando Negroponte propuso la idea de netbook, muchos pensamos: que idea loca… cómo van a producir una computadora a tan bajo costo. Alguien lo hizo posible. Hoy esa idea ha cambiado la forma en que muchos trabajamos. Este artículo está siendo escrito en una notebook gigante, con un procesador de 64 bits, 6 giga de RAM y disco de casi un terabytes de capacidad, y siendo completado en los ratos de ocio en bares con una netbook a través de la proliferación del WI-FI y la disponibilidad de una “nube” de servidores globales a nivel mundial. En mis años de estudiante de Ingeniería de Sistemas, no existían las PCs, menos aún Internet, jamás se me ocurrió que tendría este equipamiento y posibilidades de comunicación. Jamás se me hubiera ocurrido que un simple profesor universitario pudiera tener acceso a este equipamiento y menos aún a tanta información a tan bajo costo. Lo más fascinante es que sólo pasaron 20 años. Veinte años en los cuales se produjeron cambios tecnológicos en la difusión de los libros, por ejemplo, que llevaron como leí en un artículo periodístico, al primer cambio revolucionario desde Gutenberg en materia de transmisión de conocimiento.

Esto es, Internet es tecnología que impacta en nuestra vida y que de a poco llega a los estratos sociales menos favorecidos y está generando un cambio social. Como todo cambio, genera nuevos desafíos y por ende nuevas realidades.

La Realidad Social: conectados y wifiados

Nene, ¿me ayudas a hacerme mi cuenta en Facebook? me dice mi madre de 78 años, a quien las vicisitudes de la vida la llevaron a sólo hacer hasta el tercer grado de la primaria. La miro estupefacto, agradablemente sorprendido y feliz. Feliz por ella, por su capacidad y también por lo que hemos hecho todos los investigadores. Acercar una tecnología que hace apenas veinte años era reservada a un selecto grupo de especialistas, a que la mayoría pueda utilizarla y estar “conectada”. Este es un cambio social increíble hace pocos años y este es un cambio que introdujo, en parte, Internet. Pero también introduce casos que nos resulta a los supuestos expertos difícil de imaginar y que la gente común nos enseña. Casos divertidos y peligrosos a la vez.

La directora del colegio de mis hijos me pide ayuda para establecer una conexión segura a sitios de Internet para los alumnos que tienen netbooks. Internet nos ha traído cosas buenas, Wikipedia por ejemplo, pero también ha traído lo peor de la naturaleza humana al contacto de nuestros hijos. Esta es otra realidad. Pero bueno, tecnológicamente siempre encontramos alguna solución, al menos es lo que creemos los tecnólogos. Sin embargo, la realidad nos pasa por encima. Marta, circunspecta y educada me dice: Doctor, muchas gracias, pero tenemos otro problema… Honradamente, algo fastidiado, respondo educadamente: ¿cuál ahora? Mire, yo estoy siempre mirando las aulas y como conozco a estos “vagos” hice cortar la conexión a Internet… Paso de nuevo y seguían entusiasmados… Usted me entiende (mirada suspicaz). No, le digo… Doctor, se conectan con la Wi-Fi de los vecinos!! Otra vez estupefacto y sintiéndome algo enojado conmigo. Había aparecido una nueva realidad, una imprevisión técnica que puede tener muchas consecuencias y genera un problema logístico de concientización vecinal. Comuniqué esta cuestión al que creo fabuloso programa Conectar Igualdad y no había sido previsto. A nadie se nos había ocurrido y nuevamente la tecnología, en este caso el WI-FI sirviendo como canal para el acceso a Internet, obliga a repensar programas y nos obliga a pensar en los impactos sociales que tiene su adopción y a pensar en aspectos de seguridad que antes no existían.

Realidades dolorosas: en casa de informático, red sin seguridad habilitada…

Este evento en el colegio me dejó algo extrañado. Primeramente pensé que por estar ubicado en una zona de alto poder adquisitivo era natural tener abundancia de WI-FI y por el desconocimiento de los riesgos subyacentes las personas no aseguraban su router con una clave.

Yo vivo en un lugar relativamente alejado y de no tanto nivel económico, así que las probabilidades de tener inconvenientes eran prácticamente nulas. Sin embargo, siempre me equivoco. La duda comenzó a carcomerme cuando recordé a mi vecino de enfrente saludándome alegremente portando un maletín nuevo cuando él iba a tomar el colectivo. La duda se me convirtió en certeza. Llego a mi casa y reviso las máquinas conectadas a mi red.

Afortunadamente, tengo un corazón aún fuerte y no estoy rodeado de especialistas. Pero durante algún tiempo estuve brindando un servicio social. Brindando acceso gratuito a Internet, el cual podría haber derivado en múltiples problemas, desde acceso a mis cuentas bancarias, utilización para acceso a sitios de pedofilia, o cualquier otra cosa más allá de acceder a los diarios. El IP de mi cuenta queda registrado y es único para todas las computadoras conectadas a mi red, es decir, si alguien comete algún delito, Interpol caería en mi casa… Afortunadamente, no necesito llamar al servicio del proveedor de Internet para colocar la clave correspondiente en mis dos routers. Desafortunadamente, el vecino de enfrente ya no me saluda.

Realidades educativas

Como ya dije el proyecto Conectar Igualdad me parece el emprendimiento más integrador y fabuloso de los últimos tiempos en este país. El acceso masivo de nuestros chicos a Internet y por ende a nuevos modelos de educación. Hoy estamos trabajando en el concepto de educación ubicua. Lo cual significa educar en cualquier lugar. Significa, por ejemplo, hacer un trabajo de campo en ciencias naturales y a través de WI-FI de largo alcance poder enviar por Internet una imagen de una hoja o un animalito, y obtener en la “nube” una aplicación de procesamiento de imágenes que nos direccione a Wikipedia u otras fuentes de conocimiento para decirnos que especie de planta estamos observando o que especie animal se trata.

Buscando precios para comprar una netbook para mi hijo, el vendedor me reconoce por mis múltiples apariciones mediáticas y me comienza contar una historia que tampoco había imaginado. Me dice, yo no entiendo nada de computadoras, sólo las vendo y en casa no había ninguna hasta que a mi hijo le dieron una netbook en la escuela por Conectar Igualdad y me cambió la concepción de las cosas. El pibe está más enganchado en el estudio. Desde ya le puse internet y me dieron el WI-FI, así que ahora estoy viendo si me compro una para mí. La reflexión que me llegó, fue: no sólo estamos ayudando a los chicos a acceder a la información, sino se están convirtiendo familias enteras… Hacia donde no sé, pero el cambio para positivo depende de cada individuo y si este hombre lo toma para formarse mejor, otra vez los investigadores hemos aportado algo para mejorar. Desde ya, Internet ha generado el cambio, obviamente nunca faltará el agorero apocalíptico respecto del uso que la darían los menos favorecidos, pero también nos lleva a la pregunta: ¿cuánto tiempo pasará para que nuestros chicos tomen sus clases en casa?

Una pregunta fascinantemente compleja. ¿Que será de los padres que deben concurrir a su trabajo? ¿Cuánto le facilitaría la vida a los que no? Invito a lector a agregar preguntas y respuestas a una realidad que aparece como plausible en un futuro mediato pero que ya es realidad en el ámbito laboral.

Realidades laborales

Internet ha cambiado la realidad de muchas áreas de trabajo. En el caso de software ha revolucionado el negocio. Cada vez más y más las empresas trabajan en forma distribuida. Esto no es nuevo, pero sí hace unos años se ha instalado una tendencia de contratación remota vía ofertas o pedidos de trabajo que los estudiantes o profesionales pueden realizar desde su propia casa. Esto está llevando lentamente a una migración del modelo de producción de software, la generación de pequeñas empresas cooperativas y lo que creo la lenta desaparición de las grandes fábricas de software tal como eran concebidas. Un cambio rotundo, que será potenciado por los avances de la interacción virtual. Un cambio de modelo de interacción humana que se está proyectando a otros sectores. Basta ver el ejemplo de Amazon, E-Bay, Mercado Libre y ahora hasta Avon publicita que sus vendedoras hacen todo por Internet desde su casa.

Los avances en robótica hacen posible el telecontrol de operaciones otrora inevitables in-situ, tanto de manufactura como el grado extremo de cirugías en seres humanos. Todo este telecontrol se realiza a través de la infraestructura tecnológica de Internet. Y ciertamente se profundizará más.
Y esto nos lleva a otra nueva posible realidad.

¿Solaria?

¿Cuál es nuestro futuro con Internet? Esa fue la pregunta inicial.
Soy un aficionado desde pequeño a la Ciencia Ficción y en particular de Isaac Asimov. A través de sus libros aprendí Inglés de forma casi autodidacta y como dicen los chicos “me partió la cabeza” con ideas de cómo sería el futuro. Entre todas esas ideas la del planeta Solaria, parte del imperio galáctico de la saga de “La Fundación” me pareció brillante e inquietante.

Solaria es un planeta gigante, habitado por unas decenas de miles de humanos. Cada uno vive en su granja rodeado por decenas de miles de robots. El contacto con el resto de los habitantes se reduce al mínimo posible, de hecho en su evolución, se termina reduciendo a solo fines reproductivos, cosa que al transcurrir el tiempo, los avances en ingeniería genética hacen que este contacto no sea ya necesario. Ya no eran humanos “normales” en nuestro sentido, sino que el deseo de aislamiento había producido que mutaran sus cuerpos para la auto-reproducción.
Idea ciertamente futurista. Ciertamente inquietantemente futurista y tal vez sólo quede en la ciencia ficción. Pero también es cierto que la tendencia, sin ser tan radical, que la disponibilidad de Internet en los hogares nos está llevando lentamente a un aislamiento social creciente.

El fenómeno de las redes sociales es un ejemplo. La gente se comunica desde sus casas, chats de voz y video o simplemente escrito. Si bien estas redes hacen que la gente se encuentre después de muchos años, comparta cosas de su vida, inclusive que se haya triplicado la tasa de divorcios, también es un reflejo de hacia dónde podemos llegar a ir.

No es una visión negativa por cierto, es simplemente una observación de cómo las interacciones en el ciberespacio, pueden reemplazar lentamente, pero tal vez inexorablemente las interacciones físicas humanas. Y en cierta forma todo esto está comenzando a ocurrir. He perdido la memoria de la última vez que hice cola para pagar una cuenta. La única cola que hago es para renovar el carnet de conductor cada tres años, debido a un sistema mal diseñado. Pero ¿cuánto tardaremos en realizar los exámenes médicos a distancia? ¿Cuánto se tardará en disponer de un sistema integrado en una notebook que realice análisis retinal y auditivo? Todas mis transacciones las hago por Internet desde mi casa.

Recuerdo una vieja propaganda de un tipo que se quejaba en el banco pues ya no podía departir con la gente en la cola debido a la automatización. Se estaba quedando solo. Y tal vez la última cola que vea sea cuando jubilado vaya a departir con colegas como para entretenerme con algo, pero me faltan veinte años. Si en veinte años llegamos a la actualidad, la realidad sea que probablemente mis pagos sean por Internet y armemos una cola virtual holográfica en el living de mi casa esperando los nanosegundos que demore la transacción. Lo que probablemente no varíe mucho es la discusión en la cola por lo que nos pagaron. Al menos eso le daría un poco de emoción dado que la espera sería nula, pero seguiríamos quejándonos de la realidad de todos los días, la política.

Realidades políticas

La Ciudad Digital es una de las cosas más simpáticas que he escuchado en los últimos tiempos, frase tan carente de sentido como las “nuevas tecnologías” (que datan de hace 30 años). No puedo evitar recordar a Les Luthiers cuando Don Rodrigo llegó a Venezuela y fundó Caracas… pero Caracas ya estaba fundada… y él no la vio. Las ciudades ya son digitales, en todo sentido. El solo acceso descontrolado a Internet sólo sirve a los que pueden costearlo privadamente, los que no, difícilmente tengan una computadora, a menos que sea provista por el estado. Es simpático leer en los medios que colocaron WI-FI en una plaza de un pueblo en el cual más de la mitad del año deben usar guantes por el frío. Una netbook con guantes suena complicado, en mi opinión, más allá de los riesgos de las enfermedades invernales que podrían sufrir los esforzados internautas.

La realidad es que lo que nos falta es una ley que obligue a las proveedoras de Internet a brindar acceso gratuito de alta velocidad a todas las instituciones educativas de todos los niveles, como ocurre en muchos países, hasta vecinos. Esta debe ser una iniciativa del Estado Nacional en acuerdo con las portadoras de los derechos de transmisión de datos. Esto no significa que pretendo que se violen sus derechos legalmente adquiridos, sino una modificación con verdadero valor e impacto social en lo que a educación se refiere. Es una medida urgente para bajar los costos astronómicos que las unidades educativas deben afrontar por un servicio que debiera ser considerado como básico y de responsabilidad social.

Esencialmente Internet ha globalizado la realidad y los políticos enfrentan la necesidad de una formación superior o de equipos con una formación superior. Escucho a funcionarios de pueblos pequeños hablando como si perteneciéramos a la generación Laptop de la propaganda de Arnet, pero seguir fundando Caracas puede ser noticia, el problema es que demasiados, tal vez gracias a Internet, sabemos que ya está fundada…

Conclusión

Internet es parte de nuestra vida, en casi todos sus aspectos. La ha modificado y lo continuará haciendo. El gran desafío es que haremos con tanta información. Información formativa, información falsa y hasta nociva. Nuevos problemas aparecerán en el horizonte a medida que la tecnología evolucione. Nuevas soluciones aparecerán. Nuevas ideas, excitantes avances comunitarios y de socialización.

La máquina de predecir el futuro ya fue registrada en una película que inteligentemente muestra como el mismo se puede cambiar con pequeñas correcciones. Así, concentrarnos en el aspecto social del cambio es más urgente que las predicciones tecnológicas y principalmente la utilización masiva de este recurso ante un mundo no totalmente preparado para absorber los cambios.

Internet no tiene futuro, es parte integral de nuestro futuro como civilización.

© Todos los derechos reservados.

Dr. Marcelo CAMPO:
Director del Instituto de Sistemas Tandil (ISISTAN), Facultad de Ciencias Exactas, Investigador Principal del CONICET
Contacto: mcampo [at] exa [dot] unicen [dot] edu [dot] ar - http://users.exa.unicen.edu.ar/~mcampo/