Ciencia | Sociedad
26 de abril de 2012

En primera persona

Dr. Adolfo VILLANUEVA

Soy ingeniero (1978), en el área de recursos hídricos, he trabajado y trabajo en muchos temas, desde hidrología urbana a conservación de wetlands, tanto en términos académicos cuanto como ingeniero de proyecto (cv: http://lattes.cnpq.br/5790564606126478).

Volví a la Argentina en 2005, después de casi 20 años en Brasil (Porto Alegre, RS). Volví por motivos personales, no por razones profesionales. En las etapas finales del proceso de mudanza para Argentina hubo un contacto con el programa Raíces, dado que yo estaba en el listado de personal académico en el exterior. Al informarles que iba a salir de ese listado porque volvía a Argentina gentilmente se ofrecieron a pagarme el pasaje de vuelta; acepté, y lo hicieron con agilidad y eficiencia, lo que parece ser usual en Raíces.

Me había ido a Brasil (con otros colegas) en 1986, cuando era becario de perfeccionamiento de Conicet, buscando formación de postgrado, que era casi inexistente en Argentina en el área de ingeniería. Ya en ese momento Brasil, y sobre todo el sector académico y profesional, sorprendía por su dinamismo, abertura al mundo y enfoque al futuro.

Pudimos acceder a becas del gobierno brasilero, primero para maestría, y los que decidimos continuar, después para doctorado. Brasil otorga un número muy alto de becas, mediante un mecanismo ágil y descentralizado, las becas son asignadas a los programas de postgrado y ellos las distribuyen entre los candidatos. Eso les permite absorber y formar gente de manera masiva, y nos permitió a nosotros conseguir la formación que buscábamos. Después de la maestría vino el doctorado, y me fui quedando, siempre en la universidad (Instituto de Pesquisas Hidráulicas [IPH]- Universidade Federal do Rio Grande do Sul [UFRGS]).

A principio de los 2000 empecé a pensar en volver y a buscar las posibles opciones. Por esa época el Instituto de Hidrología de Llanuras (IHLLA) necesitaba cubrir el área de hidrología de superficie, hubo coincidencia de intereses, y volví a la Argentina para trabajar en Azul. La inserción en el IHLLA-Unicen es “incompleta”, ya que mi cargo de profesor sigue siendo interino. En parte, eso es una característica de las universidades argentinas (a escala nacional más del 50 % de los profesores todavía son interinos); en parte es por la peculiar condición institucional del IHLLA.      

Al llegar a la Argentina comencé a trabajar principalmente sobre escurrimiento superficial y gerenciamiento de recursos hídricos en áreas de llanura. Cabe comentar que en áreas planas, especialmente de gran extensión, el comportamiento del agua tiene características diferentes a lo usual, sobre todo en materia de escurrimiento superficial (sistemas hidrológicos no-típicos). Áreas de ese tipo son muy raras en el mundo, por lo que no abundan los estudios en relación a como tratar esos fenómenos, que tipo de herramientas tecnológicas usar, etc. Era entonces un problema interesante para trabajar, al que hay que agregarle el hecho de que esa región plana (la llanura pampeana) es la principal región de producción agropecuaria de la Argentina, lo que incorpora otras dimensiones (agro, economía, sociedad...) al asunto.

Ya había en andamiento un estudio sobre gerenciamiento de recursos hídricos e inundaciones a pedido del Partido de Tres Arroyos, y me sumé a él, fundamentalmente trabajando sobre la inundación de noviembre de 2002 (perdidas de US$ 40 millones en el partido). Fueron analizadas posibles medidas de solución para el área urbana y el área rural. En el área urbana fue posible usar tecnologías convencionales. El área rural, en cambio, presentaba características que obligaban a adaptar a adaptar la tecnología. Ambos desafíos fueron afrontados con éxito.     

A partir de ese trabajo sobre Tres Arroyos se decidió organizar un proyecto de investigación y desarrollo (PID) multidisciplinario en el Ihlla, en conjunto con la cátedra de Economía Agraria de la Facultad de Agronomía y de la CEI Barrow (Inta-MMA), patrocinado por la Municipalidad de Tres Arroyos. La idea era integrar la cuestión técnica-ingenieril del gerenciamiento de recursos hídricos con otras dimensiones del problema, fundamentalmente producción agropecuaria, impactos socio-económicos y calidad de aguas. El proyecto fue presentado a una convocatoria de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, y fue uno de los seleccionados para financiamiento, comenzando a fines del 2007. En este momento ese proyecto acaba de finalizar.

El trabajo del proyecto fue productivo y enriquecedor, tanto en los aspectos técnicos como en la experiencia profesional. En términos técnicos se desarrolló conocimiento y comprensión de cuestiones tales como características de las instituciones locales, uso del suelo y técnicas agropecuarias en relación al agua, mapas de calidad de agua, análisis de riesgo agrícola por inundaciones, entre las más relevantes. En términos profesionales, la interacción entre personas de diferentes disciplinas siempre es interesante (y no siempre fácil); mi experiencia es que lo más importante es el respeto profesional, y generar un “idioma” común. Ambas cosas funcionaron bien en el proyecto, y hubo una cuestión adicional muy interesante, que fue la interacción entre personas con culturas y objetivos institucionales diferentes (Universidad, Inta, Municipalidad). Como consecuencia de eso, no era raro que para una cuestión específica hubiera 2 o 3 visiones diferentes; en general eso lo obliga a uno a intentar ponerse en la cabeza del otro, un ejercicio altamente recomendable.

Sobre el final del PID se había comenzado a trabajar sobre potenciales impactos del cambio y variabilidad climática, en principio en lo referido a inundaciones. Esa es el área que estoy abordando ahora, apuntando a ir generando una base de conocimiento y capacidad operativa que permita  estudiar otros problemas además de inundaciones e interactuar con otros grupos de trabajo. Cambio climático es uno de los problemas más críticos de nuestra época, quizás el más crítico, y tiene un impacto directo sobre nuestra región, la agricultura de secano depende directamente de la lluvia y de otras variables meteorológicas.   

Para cerrar, algunos comentarios sobre el sistema de Educación Superior y Ciencia & Tecnología (ES-C&T) en Argentina. Durante el desarrollo del proyecto PID se fueron haciendo evidentes algunos problemas del sistema argentino de ES-C&T. Hemos avanzado mucho en relación a la época en que se mandaba a los científicos a lavar los platos, pero tenemos también mucho trabajo, muchos desafíos por delante. La dinámica argentina en materia de postgrados, oferta de becas, etc. es muy diferente a la usual en el exterior. Argentina recién empezó a incorporar los postgrados de manera sistemática durante los ’90; en el exterior hace décadas son el pilar fundamental del sistema de ES-C&T. El MINCyT hace un buen trabajo en el financiamiento de proyectos de investigación, pero se necesita que las otras instituciones del área de ES-C&T evolucionen significativamente para cubrir todo el espectro de acciones necesarias. En mi opinión, los puntos mas relevantes son la formación de recursos humanos, especialmente a nivel de postgrado (Houssay decía “primero la gente, después los equipos y por último los edificios”), y la situación de las universidades.

Es crítica la falta de formación masiva de profesionales a nivel superior (maestría y doctorado), fundamentales para una “economía del conocimiento”. Eso resulta de la baja cantidad y financiamiento de los alumnos de postgrado por un lado, y de la escasez de postgrados presenciales, sobre todo en áreas aplicadas y tecnológicas. Sobre los alumnos de postgrado, en 2009 Argentina otorgó aproximadamente 200 becas y formó 100 masters y doctores (por millón de habitantes, datos Secretaría de Políticas Universitarias [SPU] y Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas [CONICET]). En ese mismo año, Brasil otorgó 350 becas y formó 250 masters y doctores (por millón de habitantes, datos Coordenadoria de Aperfeiçoamento de Pessoal de Nível Superior [Capes], Conselho Nacional de Pesquisa [CNPq] y Ministério de Ciência e Tecnologia [MCT]). Brasil tiene una visión de economía de escala en ES-C&T, Argentina una visión mas restringida.

En relación a las universidades, el asunto es demasiado largo para abordarlo aquí, pero entre las diversas lecturas realizadas sobre el asunto ES-C&T (Buchbinder, Hurtado,...), hay una particularmente interesante (Ezcurra, D., Saegh, A. y Comparato, F., 2010, Educación Superior. Eduvim-Cepes). Son artículos de diversos autores, que dan una clara perspectiva del qué y por qué de la situación actual de la universidad; un capítulo que se destaca es el de Ernesto Villanueva (ninguna relación con quien escribe), que traza una buena hoja de ruta para la Ley de Educación Superior, y para la modernización de la universidad argentina.

Bibliografía:

BUCHBINDER, Pablo, 2005, Historia de las Universidades Argentinas. Editorial Sudamericana.
HURTADO, Diego, 2010, La Ciencia Argentina. Edhasa.

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Dr. Adolfo VILLANUEVA:
Dr. en Ingeniería, Instituto de Hidrología de Llanuras (IHLLA), UNICEN.
Contacto: avillanueva [at] faa [dot] unicen [dot] edu [dot] ar