Ciencia | Historia
18 de agosto de 2015

El fenómeno de la inmigración. Breve repaso de los avances en las últimas décadas

Dr. Marcelino IRIANNI

El fenómeno clásico de la inmigración es complejo. Pasado medio siglo desde que comenzaron sus estudios y tres décadas en las que los especialistas avanzaron notablemente en su conocimiento, el fenómeno continúa presentando nuevos desafíos. Sesenta millones de personas partieron desde lugares diversos de Europa entre 1830 y 1930, la mayoría a distintos puntos de América. Dicho recorte temporal llevó a una subdivisión en dos etapas, la temprana y la tardía (o masiva), con un parteaguas alrededor de 1870/80. Tres grandes momentos, casi obvios, suelen ordenar cronológicamente las experiencias: la partida, el viaje y la llegada.

Las distintas miradas al fenómeno que se reflejan en la historiografía, mantuvieron un ritmo creciente, apenas amesetado mientras durase la discusión de un problema (1) y apareciese otro. Una panorámica al universo migratorio, favorecido por la aparición de métodos cuantitavos y la presencia de fuentes mayormente estatales que contabilizaban las salidas y entradas por los principales puertos, fue indispensable para cimentar posteriores miradas microhistóricas, acotadas a grupos específicos o regiones. El abanico de fuentes de información (2) que se abrió a lo largo de las últimas décadas originó preguntas, obligando a construir marcos teóricos que recortaran universos de variables y datos representativos.

Aunque poco analizado, el caso vasco puede servirnos de excusa para revisar las últimas tres décadas en la investigación del fenómeno migratorio general. Los vascos son un grupo regional, toda vez que no provienen de un país sino de una zona históricamente compartida por dos Estados, el español y el francés. Llegan a lo largo de todo el período en forma de goteo contínuo. Esta particularidad, en buena parte moldeada por coyunturas europeas o americanas, impactará en las distintas etapas del fenómeno en todos los grupos étnicos estudiados, hayan experimentado la continuidad euskalduna o sufrido cortes en el flujo. (3)

¿Quiénes se iban de Europa? Entre los vascos, como en casi todos los casos estudiados, los documentos muestran un universo inicial de hombres jóvenes y solteros. Una mirada historicista, añade una presencia creciente de familias que viajan juntas o terminan de reunirse en el nuevo destino. Durante buena parte del siglo XIX encontramos gente que provenía del sector rural, tendencia que se revierte a fines de siglo XIX cuando lo hacen desde áreas urbanas. Su partida temprana, sólo compartida con unos pocos franceses, irlandeses y daneses, es acaso la primer diferencia que observamos en los vascos; característica que se convertirá en clave para el desarrollo peculiar de sus experiencias de inserción e integración en el litoral rioplatense. El impacto demográfico negativo en los pueblos pequeños que quedaban atrás, se compensó con mejoras de salarios y vivienda en los que quedaron, aunque no siempre frenó las salidas.

Respecto a las causas, ya no se discute acerca de la imposibilidad de trazar generalizaciones, ni que las coyunturas cambiantes del período en ambas orillas del océano Atlántico lo permitan. Pocos insisten ya -aunque tuvieron participación en aspectos legislativos o en partidas de pasajes subsidiados-, en que se trató de movimientos organizados por los distintos gobiernos europeos o americanos. Los inmigrantes han recuperado, historiográficamente, la decisión de sus destinos, en el seno de las familias donde se planificaba lo mejor para el conjunto. Como sea, es inusual arriesgar la unicausalidad del fenómeno, descansando aquellas fuerzas en un conjunto de factores locales y foráneos. Las mejoras en el transporte a lo largo del siglo XIX y las posibilidades de acceder desde el caserío al puerto, fueron tan importantes como la presencia de agentes de viaje que colaboraban en un papeleo siempre incómodo en escenarios analfabetos. Las noticias certificando el progreso material de amigos y familiares instalados en América que recorrieron valles y montañas con forma de cartas o rumores, no deben desacreditarse como movilizadores, aún en ámbitos donde no escaseaba el trabajo ni faltaba el alimento. Nunca conoceremos las cifras de los que emigraron en forma ilegal, ya por tener incovenientes en su documentación, deudas y mayoritariamente, por no poder reunir el dinero para pagar un reemplazante al servicio de las armas.

Los viajes constituyen un tema que trajo debates tan acalorados como espasmódicos. Unos pocos relatos de pasajeros irritados por un trato desigual al pactado en un contrato de viaje, dieron rienda suelta a un puñado de escritos ciertamente endebles. A falta de documentación que pruebe porcentajes de viajes más o menos “dignos”-y sin dudar de que debió haber engaños, estafas o maltrato- a lo largo de un período cambiante desde el punto tecnológico, sólo podemos concluir que resulta llamativo que millones de personas mandasen a llamar a un familiar, incluyendo mujeres y niños, si sus propias experiencias habían sido nefastas.

Argentina recibió seis millones de inmigrantes, la mayoría durante la etapa tardía. En realidad, los estudios de caso nos permiten concluir que el grueso de la inmigración se asentó en la pampa húmeda, con islotes excepcionales en las zonas entrerriana y cuyana, además de pequeños enclaves en Patagonia. La inmigración temprana, cuantitativamente incomparable con la tardía, debió tener un impacto meteórico en la pampa húmeda. Vascos, irlandeses y franceses llegaban a poblar una zona nueva, a equilibrar el déficit masculino nativo cooptado por las levas militares y a ampliar el abanico de ocupaciones -algunas como el de pastores ovinos- desconocidas por los nativos. Otros oficios indispensables para la construcción y la vida cotidiana, eran portados por artesanos que cerraban sus talleres agobiados por las consecuencias de la revolución industrial. Un espacio nuevo presentaba deficiencias que hacían difícil arraigarse -como la falta de viviendas, mejoras viales o instituciones básicas-, pero también posibilidades de rentabilidad excepcionales, tanto en el agro como en los pueblos en formación. La adquisición de tierra era una realidad, lo mismo que hacerse de una majada importante en dos años o montar un taller con varios empleados prontamente. Europa expulsaba gente a lugares precapitalistas, donde aquellos que contaban herramientas y conocimientos podían progresar tanto como jamás habían soñado en sus lugares de origen. Podríamos cerrar esta reseña diciendo que los inmigrantes tempranos fueron pioneros en todos los aspectos, desde sus viajes en buques inseguros hasta asentarse en los  pueblos de frontera bonaerense, compartiendo el escenario con parcialidades indígenas tan peligrosos como las cambiantes coyunturas predisponían. Junto a milicos y criollos, improvisaron un espacio a espaldas de un Estado ocupado de guerras civiles y lejanas. Las posteriores oleadas migratorias, coincidentes con el fin de las guerras y un Estado que se dispone a ordenar el territorio, aportaron lo suyo para que Argentina se afiance en el mercado mundial.

"Ir unos días al pueblo... Compras, trámites y sociabilidad".
Es Gentileza de Dra. Olga Echeverria y Prof. Luciano Di Salvo


El proceso de integración fue desigual entre los distintos grupos étnicos. Los vascos son un ejemplo de comunidad abierta, que pudo mantener sus costumbres sin frenar el camino a la irrefrenable asimilación. Otros grupos, como daneses, franceses o británicos, la retardaron refugiando sus costumbres en instituciones más o menos impermeables como la educación, los bancos, las mutuales y las creencias religiosas. El límite a la resistencia fue el corte del flujo migratorio.

El saldo migratorio resultante de entradas y salidas por el puerto de Buenos Aires (tres millones de personas) `sugiere´ que las experiencias debieron ser beneficiosas para un porcentaje importante de los inmigrantes. Las frías cifras ocultan, claramente, las cientos de razones por las que aquellos decidieron radicarse en Argentina, o acaso no volver a sus caseríos y pueblos natales.

 

Notas:

1. Algunas de las discusiones importantes giraron en torno a la dualidad endogamia/exogamia; las posibilidades de mantener la identidad en un ámbito multiétnico y dinámico; el papel de los líderes y las instituciones étnicas como fuerzas centrípetas para lograrla; la relevancia de las redes sociales en los procesos de inserción e integración; las razones explicativas de ciertas coyunturas fóbicas, principalmente en la década de 1870; la conformación de estereotipos desde la literatura, el teatro y las publicaciones; inmigrantes y política, remesas y retornos, etc.

2. Registros portuarios, Censos Nacionales y Registros provinciales, Libros parroquiales y libros de Registros Civiles, se complementaron con información periodística, libros comerciales, testamentaria, libros de entrega de tierras, cartas de inmigrantes, libros de socios de Sociedades Mutuales, fotografias, almanaques de época y entrevistas a descendientes son sólo algunas de las fuentes de información que hemos utilizado hasta ahora.

3. Si una salida permanente no permitía que se recuperase el sitio de expulsión, una llegada continúa abarrotaba el mercado de trabajo debilitando los salarios, incrementaba el déficit habitacional e impactaba de manera traumática en el seno de las comunidades étnicas en formación, toda vez que los llegados anteriormente, habían experimentado cambios.

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Dr. Marcelino IRIANNI:
IEHS – CONICET
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