Ecología
18 de junio de 2012

Cambio Climático: Argentina en búsqueda de factores de emisión propios

Dra. Paula JULIARENA

Puede decirse que el calentamiento del sistema climático prácticamente no admite dudas. Los aumentos observados del promedio mundial de la temperatura del aire y del océano, el derretimiento generalizado de nieves y hielos, y el aumento del promedio mundial del nivel del mar son clara evidencia de ello.

Observaciones en todos los continentes y en la mayoría de los océanos muestran que numerosos sistemas naturales están siendo afectados por cambios del clima regional, particularmente por el aumento de temperatura. En este sentido hay un acuerdo generalizado en que la causa de dicho aumento se encuentra relacionada en forma directa con el incremento en la atmósfera de las concentraciones de gases de efecto invernadero (GEIs), ocurridos a partir de la revolución industrial.

Las Conferencias de las Naciones Unidas sobre el Medio ambiente y el Desarrollo, también conocidas como Cumbres de la Tierra, se desarrollaron con la participación de más de 175 gobiernos en los años 1972, 1992 y 2002.

Han pasado 20 años de la Cumbre de Río de Janeiro, y tal vez el logro más importante alcanzado en ella fue la Convención Marco sobre el Cambio Climático. Esta Convención permitió reforzar a escala mundial la conciencia pública de los problemas relacionados con el Cambio Climático.

En 1997 los gobiernos acordaron incorporar una adición al tratado conocida con el nombre de Protocolo de Kyoto, el cualcuenta con medidas más enérgicas (y además,  jurídicamente vinculantes). En él, los países industrializados se comprometían a ejecutar un conjunto de acciones destinadas a la reducción de las emisiones de los gases de efecto invernadero buscando de esta forma minimizar las consecuencias del Cambio Climático.

La República Argentina cómo país en desarrollo y con aproximadamente el 0,6 % del total de las emisiones mundiales, no estaba obligada a cumplir las metas cuantitativas fijadas por el protocolo de Kyoto. Pese a ello, en el año 1994 Argentina ratificó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y en el año 1997 ratificó asimismo el protocolo de Kyoto. Esta decisión pone en evidencia el compromiso de nuestro país frente al Cambio Climático. Sin embargo, como consecuencia de su condición de país adherente, Argentina debe  comprometerse con la reducción de emisiones o, al menos a no incrementarlas. Asimismo, y como parte de las obligaciones asumidas, el Gobierno de la República Argentina debe elaborar, actualizar y publicar periódicamente inventarios nacionales de las emisiones de todos los gases de efecto invernadero. Actualmente dicho inventario se calcula a partir de factores de emisión para las distintas actividades y rubros (transporte, energía, agricultura, etc.) medidos en otros países, ya que no se dispone aún de medidas suficientes para la elaboración de valores propios.

¿Qué GEIs nos preocupan? Después del vapor agua, los tres principales gases efecto invernadero son el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O). No está de más repetir que las concentraciones atmosféricas mundiales de todos ellos han aumentado notablemente por efecto de las actividades humanas.

A nivel global las emisiones de GEIs están compuestas por el 73,1% de CO2, 17,2% de CH4 y 9,7% de N2O, valores expresados en unidades de CO2 equivalente.

El aumento de la concentración mundial de CO2 se debe principalmente a la utilización de combustibles de origen fósil y, en una parte apreciable pero menor, a los cambios de uso de la tierra. Esta es la razón por la que dichas emisiones son importantes en países altamente industrializados alcanzando  en algunos casos el 90 % de las emisiones totales.

Sin embargo los aumentos observados en la concentración de CH4 y de N2O, se deben predominantemente a las actividades agrícolas (fermentación entérica en ganado vacuno, ciertos cultivos fijadores de nitrógeno en suelos, uso de fertilizantes nitrogenados). Como es de esperarse, dichas causas son ampliamente extensivas para la Argentina. Tal es así que según el Inventario 2007, el 48% corresponde al CO2 y el 29,3% al CH4 y un porcentaje un poco menor corresponde al N2O.

Tomando en cuenta que el CO2 es el más estudiado en el mundo, por su importancia para los países industrializados, y que el CH4 tiene un potencial de calentamiento 23 veces superior al CO2 nos enfocaremos en el metano como el GEI de importancia para que Argentina haga frente a los compromisos internacionales sobre el Cambio Climático.

¿Cuánto aumentó la concentración de metano global y cómo se mide?

Hace poco más de dos siglos, hacia 1750, en la atmósfera había menos de la mitad del metano de lo que encontramos ahora. La técnica que consiste en analizar las burbujas de aire encerradas en hielos muy gruesos y estables, nos permite calcular la cantidad de metano que hubo en la atmósfera desde hace más de 400.000 años. Pues bien, en estos 400.000 años la cantidad de CH4 varió entre aproximadamente 1200 y 2500 millones de Toneladas (Mton), es decir, muy por debajo del actual 5000 Mton, y nunca creció más rápido que en los últimos 200 años.

Es válido preguntarse entonces ¿Dónde se originan las emisiones de CH4? y ¿En qué cantidades?
El metano se origina tanto naturalmente como a partir de actividades derivadas de actividades humanas (antropogénicas).  Actualmente se emiten a la atmósfera alrededor de 600 MTon de CH4/ año. Las emisiones debidas mayormente a las actividades humanas son las pérdidas de gas natural (alrededor de 15 Mton de CH4/ año), los venteos de las minas de carbón (entre 60 y 90 Mton de CH4/ año) y el metano liberado en la quema de bosques y pastizales (estimado con una gran incertidumbre entre  15 y 80 Mton de CH4/ año).

En cuanto a los procesos de emisión natural, se deben principalmente a la acción de las bacterias llamada metanogénicas al descomponer materia orgánica y son responsables de la emisión de entre 400 y 500 Mton de CH4/ año. Estas bacterias se alimentan de materia orgánica "muerta", predominantemente vegetal (celulosa y otras)  que al formar moléculas  más sencillas liberan al mismo tiempo CH4 (y otros gases en menor proporción). Esto ocurre casi exclusivamente en ambientes donde el oxígeno está ausente o su concentración es baja, es decir, donde las condiciones son anaeróbicas.  Pero, ¿En qué áreas ocurre? En primer lugar en todos los fondos de las aguas estancadas de pantanos y humedales de varios tipos, incluyendo la tundra y las zonas marginalmente costeras en las que poco a poco se acumulan restos de material biológico. Muchos de esos entornos son naturales, y envían a la atmósfera entre 100 y 200 Mton de CH4/ año; pero también los hay artificiales,  siendo los más importantes los campos de arroz, que emiten entre 50 y 100 Mton de CH4/ año. Otro sitio para la descomposición anaerobia son los depósitos de basura, de la que se emiten  alrededor de 50 Mton de CH4/ año. Finalmente los animales con casi 200 Mton de CH4/ año que proviene de las bacterias que trabajan en ambientes anaeróbicos muy diferentes, pero en conjunto con similitudes fuertes: los estómagos de los rumiantes. El 90 % de esa cifra corresponde a animales domésticos y por supuesto para Argentina, la fuente antropogénica más importante es el ganado vacuno.
 

Sin embargo y a pesar de conocer las fuentes, el Inventario Nacional Argentino para la emisión de GEIs, está caracterizado por altas incertidumbres debido fundamentalmente a que no se dispone de factores de emisión propios para actividades antrópicas. Además el hecho de que exista una gran incertidumbre en el cálculo de las emisiones de metano desde fuentes naturales agrava aun másla situación. Estos dos factores combinados, resultan en una pobre interpretación del alcance que reportaría cualquier medida que llevara a una reducción de las emisiones de GEIs (mitigación), o sea, de cualquier iniciativa orientada a disminuir la polución del aire por dichos gases.  A nivel local, y a raíz de estas necesidades concretas, el grupo de investigación del cual formo parte (Fisicoquímica Ambiental, IFAS, FCEx, UNICEN) orientó sus actividades a la cuantificación de las emisiones de CH4 tanto desde fuentes naturales (lagunas y suelos), como desde fuentes antropogénicas (bovinos y ovinos), Los objetivos fundamentales de nuestra tarea son en primer lugar disponer de líneas de base locales y  confiables, y en segundo lugar, poder evaluar a partir de ellas medidas destinadas a la reducción de las emisiones de este potente GEI.

Muchos de los impactos sobre el clima pueden ser reducidos, retardados o evitados mediante medidas de mitigación. Los esfuerzos e inversiones en este sentido,  durante los próximos dos o tres decenios determinarán en gran medida, tal como se planteó hace 20 años en la cumbre de Río, la oportunidad de reducir la concentración de GEIs por debajo del nivel y de esta manera disminuir las consecuencias no del todo conocidas del cambio climático.

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Dra. Paula JULIARENA:
Profesor Adjunto, Fac. Cs. Exactas (UNICEN), Investigador Asistente CONICET, Miembro del IFAS.
Contacto: pjuliarena [at] exa [dot] unicen [dot] edu [dot] ar