Educación
11 de diciembre de 2014

¿Qué aprendí en la Sabato?

¿Que aprendí en ENES? Que difícil contestar a esa pregunta. Por dónde arrancar. Pasaron 10 años desde el comienzo de esta escuela. Creo haber tenido la suerte, no solo de haber pasado por allí, sino también de ser la primera promoción”.  (…) “En ese contexto, pude entender la escuela no sólo como un lugar de aprendizaje intelectual donde recibía lecciones de manos de gente muy calificada, sino también como un lugar donde pude tener una relación personal con cada uno de los que formábamos parte, que hizo de la escuela un lugar de contención y de aprendizaje de las relaciones humanas. Generalmente, y me incluyo, la crítica a la educación actual basa sus fundamentos en el trato impersonal sobre los alumnos. Como se diría comúnmente "sos un número más". Yo tuve la suerte de no pasar por la educación como un número más. Aprendí que antes de ser seres racionales con la posibilidad de absorber información para convertirnos en grandes profesionales, existe algo más importante y que antecede a esto, que es ser grandes personas. Aprendí que el respeto por la vida, la libertad de pensamiento, la solidaridad, la empatía, el compañerismo, son valores fundamentales para el desarrollo de cualquier persona y sociedad.

Rafael MARGUERITTE (Egresado 2006)

 

Todavía recuerdo cuando tomé la decisión, fogoneada por mis viejos, de cambiarme a la Escuela Nacional Ernesto Sabato. Sinceramente significó un cambio importante en mi vida.

Allí la educación traspasaba los aspectos técnicos. La formación era humana y nos enseñaba a ser críticos, a salir de esa burbuja tan característica de nuestra generación (los 90).

Tengo algunos recuerdos en ese sentido, uno fue el acto por los Derechos Humanos un 24 de marzo. En solo ese tiempo se expuso una realidad tan fuerte y sensible que no hubiera bastado un cuatrimestre de estudio para entenderla. Tanto en esa instancia como en otras cotidianas, las cosas que veíamos me dejaban preguntas, me hacían reflexionar. La escuela tenía otra forma de llegar a los estudiantes con cuestiones más culturales, relaciones pedagógicas menos verticales, etc. Eso es para mí en lo que se diferencia con otras Escuelas que conozco.

Ser la primera camada hizo que nuestro paso por la Sabato fuera mucho más íntimo y lindo. Me quedo sin duda con la amistad de mis compañeros, docentes y el personal. Pero también con los valores que nos planteaban: pensar en el otro, formarnos para aportar a la sociedad y a los objetivos colectivos.

Augusto MEZZINA  (Egresado 2006)

 

¿Qué me enseñó la “Sabato”? ¿Qué aprendí por aquellos lares? Pasé de no tener ni la más pálida idea de gran parte de nuestra historia reciente, a comprometerme con la Memoria, con las luchas que se patean (y por las que pateo) en el adoquinado tandilero. Aprendí qué era eso de militar por una causa. Aprendí también del amor, de las amistades para toda la vida, las que siempre están, incondicionalmente. Aprendí de personas imprescindibles, que más que profes, fueron maestras que nos guiaron (y nos guían) en la vida. Aprendí a divertirme y hasta a disfrutar del proceso de aprendizaje. Aprendí a adaptarme a pesar de las depresiones. Aprendí a comer a los apurones un plato de tallarines con tuco y sobrevivir a las corridas de doce minutos sin parar (el odiado "Test de Cooper"). Viajé en grupo, aprendí a tolerar (je) y descubrí varias de mis pasiones: mi amor por la fotografía, por el fotoperiodismo; por la pluma y la palabra, y por el compromiso de Rodolfo Walsh y de Osvaldo Bayer, entre otros; por la lectura, el periodismo, la historia... Aprendí a convertir a ídolos en personas de carne y hueso con las que pude y puedo encontrarme y hablar de igual a igual. Gracias a este colegio, aprendí muchas cosas. Todavía me faltan miles más por seguir aprendiendo y otras tantísimas más por contar aquí. Pero por sobre todas las cosas, la Sabato formó a esta persona crítica, cítrica, de vez en cuando pensante, que hoy les escribe…

Estefanía SCHEGTEL TORRES (Egresada 2006)

 

En el colegio aprendí lo que es una verdadera clase de debate donde todos o al menos la mayoría estaba dispuesto a hacer su aporte. Aprendí que se puede llevar adelante la convivencia sin la necesidad de que existan las amonestaciones, donde el problema de uno se hacía problema de todos y realmente se intentaba resolver. Aprendí a reflexionar no solo de lo que leemos sino también sobre lo que hacemos. Aprendí que se puede tener buena relación alumno docente sin que esto se desvirtúe sino que mejor aun, aliente la enseñanza. Aprendí que las escuelas también tienen espacios fuera del aula, como la biblioteca donde no solo se retiraban libros sino que se había convertido en un ambiente de intercambio de ideas y opiniones que motivaban a seguir leyendo, a indagar.

Una escuela donde uno sentía que había voluntad, que había ganas y sobre todo esperanza en la educación, donde el optimismo y las ganas de aprender se contagian. Y eso es en lo que realmente me marco la escuela, me despertó las ganas y la necesidad de aprender, de investigar más allá de lo que era estricto hacer; me demostró la riqueza que se va generando en una persona si decide cultivarse.

La escuela no hace magia, también depende de nosotros pero lo que es cierto es que se intentó crear el mejor ambiente posible para que la relación de enseñanza aprendizaje fluya de manera natural y, al menos en mi caso, lo consiguió. Así que agradezco a mi escuela por todo lo mencionado y por seguir siendo un buen ejemplo y ser parte de mis buenas anécdotas y motivo de que muchas personas además de mi piensen que fui afortunada.

Julia RODRÍGUEZ  (Egresada 2009)

 

Con respecto a la escuela como institución, fue mi primer acercamiento a la educación pública y tuvo influencia en mucho de lo que soy hoy: ...me enseño el real trabajo en equipo, que los adolescentes podemos  verdaderamente construir cosas, a creer y confiar en nuestros proyectos, la importancia del debate, el sentimiento de identidad y aprender a ser un poco más libres, independientes y críticos.

Feliz aniversario a la Uni!! Esa escuela que “sin muros ni rejas y poca sanción” (como expresaba nuestro himno de la agrupación) supo hacernos sentir parte de este proyecto que está cumpliendo su primera década.

Romina FAIRBAIRN  (Egresada 2009)

 

Una Escuela puede ser muchas cosas. Estamos en un momento histórico en el que las escuelas, cada vez más concurridas, empiezan a redefinir su lugar en la sociedad. Porque hace tiempo que nos dimos cuenta de que el mundo no se mueve sólo con la fuerza del conocimiento científico y racional, esa razón que nos ha llevado hacia los lugares más oscuros. Necesitamos más sueños, más emociones, más amor. Y todo eso no es posible sin los otros. 

La escuela Ernesto Sabato me empezó a enseñar algo que luego muchos compañeros me confirmarían: que la Patria es el otro. Y no como un lugar común, como frase hecha, sino como realidad efectiva que transitamos todos los días. La Escuela (también la Universidad, el Hospital y otros tantos territorios) no tiene sentido sin el pueblo. La escuela pública no puede mirar sólo a aquellos que ingresan a ella, sino que tiene que luchar día a día para llegar a todos esos otros que aún no han podido acceder. 

Eso fue la Sabato para mí: una trinchera, un lugar desde el cual pensar y hacer el mundo, siempre de manera colectiva, con los otros, que es el aprendizaje más valioso. Todo eso fue la Sábato para mí: un pedacito de Patria que llevo en cada paso que doy. 

Manuela PAPALEO (Egresada 2009)

 

Mañanas frías, un acogedor salón de clases y un bello paisaje. Hermosos recuerdos que llegan a mi mente describen la naturaleza de una etapa inolvidable de mi vida llena de alegrías, emociones y mucho aprendizaje.

Hoy se conmemoran los diez años de la Escuela Nacional Ernesto Sabato, una institución joven y muy valiosa, que supo encontrar su lugar en el corazón de sus estudiantes. Una escuela con excelentes docentes, con una vocación ejemplar, pero además, una escuela llena de grandes personas que tuve el privilegio de conocer y con quien compartir tantos lindos momentos juntos. Personas que hoy puedo llamar amigos, por más que la distancia y las ocupaciones nos mantengan alejados. Amigos que me enseñaron que tan importante es la educación formal como lo es la formación de valores éticos propios, como persona y como integrante de la sociedad. Me enseñaron a valorar, a pensar, a cuestionar, a nunca olvidar mis raíces, a nunca perder la humildad, la empatía y la tolerancia. Que luchando con perseverancia cualquier sueño puede hacerse realidad, sea cual sea. Y que nunca hay que dejar de crecer, de cultivarse y de aprender.          

Me llevo muchas cosas lindas de mi escuela, tantas que no me alcanzan las palabras para redactarlas. Pero en mi corazón llevo cada hermoso recuerdo que viví en aquellos días junto a un hermoso grupo de amigos que no voy a olvidar jamás. Que me enseño mucho de lo que soy ahora, y no tengo más que palabras de agradecimiento y cariño para todos ellos y para tan bella escuela, como lo es la Escuela Nacional Ernesto Sabato.   

Kevin Sebastián RUIZ (Egresado 2013)

 

En la ENES pude vislumbrar ese mundo diverso, complejo y rico que es el conocimiento humano. También allí adquirí la experiencia necesaria para, años después, entender que ese conocimiento sólo es valioso si se comparte, y que sólo compartiendo es que vale la pena tener ideas, opiniones y valores. También aprendí que ese compartir no puede ni debe ser impulsivo, que aunque genuinamente creamos que poseemos la verdad, flaco favor le haremos a nuestra postura si la vendemos en esos términos (aunque en el momento sintamos que nos sobran razones para hacerlo).

Por otro lado, también aprendí a reconocer y encausar mi vocación, a utilizar la fuerza de nuestro entusiasmo para planificar con responsabilidad un futuro dedicado a aquello que nos apasiona, en mi caso las Ciencias Exactas.

Por último, y más importante, aprendí a reconocer y valorar al Otro, descubrí que aquel que se sienta a mi lado no es alguien ajeno a mí, sino que me constituye como persona: aprendí que, sin lugar a dudas, el Otro es la única experiencia que da sentido a la de ser Uno Mismo...

Y recibí miles de enseñanzas más, enseñanzas que ahora no recuerdo, y sin embargo puedo reconocerlas en lo que hoy soy y en la forma en que veo al mundo y actúo cada día.

Ulises CHIALVA  (Egresado 2008)

 

Un antes y un después. No alcanzan las expresiones para describir la institución que me acogió desde un principio como una segunda familia y me acompaño seis años en mi crecimiento personal. Una escuela que abrió mi mente y las de mis compañeros para pensar un mundo  diverso y plural. Me dio -y hoy no es frecuente recibir esta posibilidad- las herramientas, contenidos y  diferentes miradas. Todos los que conformamos esta comunidad educativa nos encontramos en la contingencia de elaborar aprendizajes y enseñanzas que  caminan  hacia el ideal  de una educación colectiva, solidaria y mutua.

Estoy seguro y conforme de que esta escuela y todas las personas que la hacen como tal, cumplieron el deber esencial de transmitir el conocimiento en todas sus dimensiones. Para concluir la reflexión de mi paso sobre la Escuela Nacional Ernesto Sábato, puedo retomar el mejor ideal filosófico de la Revolución Francesa: Libertad, igualdad y fraternidad.

Ignacio LEBRÓN (Egresado 2014)

 

Poder rescatar todo lo que aprendí en esta Escuela sería, además de extenso, tedioso. Pero hay algo que siempre reconozco a viva voz, lo que realmente me generó un antes y un después. Desde el momento en el que ingresé a la Escuela escuché en cada acto, por parte de Tomás y de Silvia, que aspiraban a que los alumnos sean personas críticas. Yo entendí que no esperaban que fuéramos sujetos que repetían discursos, citando y parafraseando a grandes personalidades o contaminándonos con lo que los medios reproducían. Me formé (y sigo haciéndolo) creyendo en la crítica argumentativa, en la discusión respetuosa y en el intercambio de ideas para mejorar el presente que nos toca, y cambiando el punto de enfoque del pasado que nos concierne.

A decir verdad, desde la institución no sólo me animaron a ser crítico, sino que me provocaron mediante la puesta en escena de distintos temas. El caso que más me compete es el proyecto de “Jóvenes y Memoria”. A partir del momento en el que ingresé a este grupo, cuando comencé a participar en un debate sobre un tema tan delicado, yo sentí un “click”. Comprendí que el pasado tiene más de una voz, no es solamente la oficial, y que esta misma tiene que ser colocada en la mesa para ser desmenuzada y para preguntarse cuál es el fin de quienes transcribieron esa historia. No es casual mi incipiente carrera universitaria, queriendo tomar la posta de quienes han ayudado en mi formación, tanto académica como personal.

Agustín PINTUELES (Egresado 2011)

 

No es fácil encontrar un lugar en el que se puede vivir tanto, no es fácil que ese lugar esté rodeado de buena gente; no es fácil que a esa gente les caiga un invasor al grupo y que sea aceptado, no es fácil en esa aceptación encontrar amigos, hermanos, padres, madres, amor. No es fácil encontrar abrazos con tanto cariño, no es fácil encontrar tantas risas, no es fácil que un lugar te enseñe tanto, que un lugar se haga querer y crecer juntos.

No es fácil encontrar tu lugar en el mundo.

Me dijeron que tenía que guardar lágrimas para cosas más importantes, pero no las hay ni hay por qué guardarlas. Porque las cosas por las que uno siente que debe llorar no tiene por qué negarse, porque nadie es más o menos macho por demostrar lo que siente. Y lo que ahora se siente es miedo, miedo a no volver a encontrar tanto en un solo lugar. Mi miedo se basa en que sea una despedida, pero en el fondo sé que es un hasta pronto, sé que algo, aunque sea muy poco, te voy a tratar de devolver. Llorarte, pensarte, defenderte y usar lo que me enseñaste, Escuela, son mis maneras de devolverte una porción de todo lo que me hiciste crecer.

Agustín AMANTO (Egresado 2014)