Friday 18 de March de 2011

Se robustece el prestigio científico de la Unicen

Alta distinción del Conicet señaló al matrimonio Campo

Se robustece el prestigio científico de la Unicen

En la comunidad universitaria vernácula es difícil separarlos. Siempre van juntos para la consideración de sus pares. De ahí que los doctores en Sistemas Analía Amandi (45) y Marcelo Campo (47), a pesar de la natural división individual en el análisis científico practicado en este caso, en el lenguaje común ambos constituyen, aún desde el trabajo, una estampa matrimonial indisoluble, se mire desde donde se lo mire.

De ahí que la reciente decisión proclamada por el Consejo Nacional de Investigaciones en Ciencia y Técnica al nombrarlos, en coincidencia, Investigadores Principales, constituye una novedad que incide en el avance que dichos ascensos representan para el prestigio científico de la Universidad Nacional del Centro. Y casualmente lo hace, a lo Campo: por partida doble.

Sabido es que el Conicet tiene un sistema de becas y maneja la carrera de investigador científico – tecnológico. Esta, tras el Doctorado, otorga una beca postdoctoral, después el título de investigador Asistente con un límite de 5 años para promocionar a la categoría de Adjunto, y tras otros 5 años intentar ascender a Independiente.

Se permanece como tal igual cantidad de tiempo y después se puede escalar a Principal. Lo máximo es llegar a investigador Superior, rango que suele destinarse durante el fin de la carrera, e inclusive tenerlo en la jubilación.

Analía y Marcelo siguieron ese derrotero. “Yo ingreso en 2004 en forma directa como Adjunto, y Analía un año más tarde. Pasados dos años pedimos la promoción a Principal, contemplando del reglamento del Conicet la cláusula de excepción, en mérito a una producción científica demostrada a través de artículos publicadas en revistas internacionales indexadas, direcciones de becarios y doctorados, etcétera, trabajos necesarios para que te la concedan”, citó Marcelo.

 “Creímos que poseíamos las características merecedoras del escalón de Principal, y felizmente nos lo dieron, excepcionalmente, porque en dos años pasamos de Adjunto a Independiente y de éste a Principal. Es un hecho nada frecuente en el Conicet”.

Hasta febrero último, mes de la confirmación de sendos nombramientos, la Unicen tenía 4 investigadores Principales: los doctores Carlos Lanusse (Farmacología, Ciencias Veterinarias), Guillermo Velázquez (Geografía, Ciencias Humanas), Oscar Di Rocco (Física, Ciencias Exactas) y Ana María Sinito (Ciencias de la Tierra, Ciencias Exactas).

 “Ahora tiene seis”, subrayó la grave voz de Marcelo con inocultable satisfacción. Más allá, la nómina del Conicet muestra en condición de investigadores superiores a los doctores Gustavo Politis (Arqueología, Olavarria) y Roberto Grattón (Física, Ciencias Exactas), jubilado.

LA DECISIÓN

Este logro, marital por coincidencia, sólo se asigna a condiciones extraordinarias que hoy los Campo recrean en sus respectivas funciones más allá del trabajo de laboratorio. Ella, en calidad de secretaria de Ciencia, Arte y Tecnología y, él, al frente del Instituto Sistemas de Tandil, entidad enraizada en el Campus tandilense que ella ya dirigiera con anterioridad.

 “En el Conicet --- explicó Marcelo -- tus trabajos pasan por tres etapas. La comisión Asesora, que envía a pares a comprobar tus antecedentes dentro de la solicitud de promoción, elaborando así un informe que luego vuelve a examinarse. Después, la Junta de Promoción y Calificación formada por los miembros del Consejo más relevantes de cada área, dándose la coincidencia que entre ellos se encuentra ahora el doctor Carlos Lanusse, de nuestra facultad de Ciencias Veterinarias”.

 “Es decir que, primero, te evalúan los entendidos de tu propia área; luego, quedas expuesto a gente relevante de todas las disciplinas científicas”.

 “Aquí se dio algo muy emocionante para nosotros. El mismo Carlos nos llamó para decirnos: --- “Miren, es un orgullo pertenecer a la Unicen después de haber conocido los veredictos que recomendaron la excepción para los nombramientos”.

El último paso que da el organismo para obtener las promociones está a cargo del Directorio, “necesitándose reglamentariamente los dos tercios de los votos. Esto sucedió en enero último, llegándonos ambas resoluciones en febrero pasado”, precisó el galardonado.

Bueno es recordar que en la denominada Pequeña Comunidad Informática Argentina hay sólo tres investigadores principales; dos de los cuales son los Campo con asiento en el Instituto de Sistemas de Tandil, que a partir de aquí se constituye en la única entidad de la Unicen con tal perfil.

REFERENCIA DE REFERENCIAS

Ya bien distendido, peinó Marcelo sus gestos con el pecado del orgullo para citar el nudo gordiano del dictamen. “en el referido a Analía el Directorio dice, en una parte: “...para aquellos que conocimos a la doctora Amandi cuando volvió de realizar su doctorado en el exterior y decidió ir a Tandil, un lugar de escaso desarrollo, nos pareció una decisión desacertada”.

Y sigue: “...el tiempo ha demostrado cuán acertada estuvo, ya que junto con el doctor Campo contribuyeron a generar el Instituto de Sistemas Tandil que se ha convertido en uno de los principales centros de referencia del país por el número de investigadores en Informática, becarios y la proyección pujante que tiene”.

DESDE LO INSTITUCIONAL

Para el ISISTAN todo esto configura, institucionalmente, un impulso considerable que incluye, por supuesto, a la Unicen toda. “Significa bastante para el Instituto y la Universidad que, en este momento, tiene alrededor de 700 investigadores en el sistema de incentivos”, estimó Marcelo.

 “De esos 700 apenas 120 están el sistema formal de carrera de investigador, donde se aplican obligaciones rigurosas con informes que deben ser satisfactorios, de buena producción científica acorde a cada rango; de lo contrario, el Conicet te echa”.

 “Al contar con solamente un superior y seis investigadores principales para la consideración técnica se trata la nuestra de una Universidad chiquitita, porque esos números, a la larga, entran en juego durante la discusión de partidas presupuestarias de gran nivel”.

UNA NECESIDAD

“Nuestra realidad universitaria, entonces, indica que hay que profundizar a que la gente se incorpore, sin temores, a este sistema de promoción de las investigaciones. Hay que pensar que cada subsidio que recibe un investigador es dinero que entra a la Universidad”.

Sin duda, ante estas flamantes distinciones remitidas a los Campo la Unicen se posiciona mejor frente al exigente espejo de la investigación nacional.