Tuesday 28 de May de 2013

Representantes de las distintas facultades de la UNICEN, entre quienes se encontraban secretarios académicos y de extensión, además de alumnos integrantes de la federación estudiantil, reflexionaron el lunes 27 en torno a las prácticas socio-comunitarias en general y sobre la necesidad de tener una normativa que las unifique para alcanzar una prospectiva más organizada.

Dichas prácticas fueron definidas, a través de una encuesta cuyos resultados fueron evaluados en el encuentro, como el conjunto de actividades de aprendizaje vivenciales que se desarrollan fuera del aula (en organizaciones del ámbito privado, público y de la sociedad civil) y que permiten desarrollar  y poner en práctica conocimientos, valores y habilidades para la educación profesional.

La convocatoria fue realizada desde las Secretarías Académica  y de Extensión de Rectorado coincidiendo sus respectivos funcionarios, Mabel Pacheco y Daniel Herrero, en que el conocimiento debe ser una experiencia social situada y que por lo tanto el aprendizaje tiene que volcarse en contextos sociales reales y precisos.

 

En tal sentido, estas prácticas colaboran con una genuina construcción de ciudadanía y son un claro ejemplo de articulación. El cuadro de situación demuestra que el conocimiento se instala en una realidad mucho más compleja que la académica, existiendo un saber que no se puede desarrollar en el aula, es decir el conjunto de competencias y capacidades que no son áulicas y que sólo se desenvuelven en contextos  determinados  que pueden ser de vulnerabilidad económica, social, ambiental pero con necesidad de organización, participación e integración.

 

Bajo este concepto, la Universidad incluye una consideración ética al pensar en el otro. De ahí pues que el debate empiece a girar ahora sobre la obligatoriedad o no en los espacios curriculares de estas prácticas socio-educativas.

 

Este encuentro permitió además  la evaluación de una encuesta realizada el año pasado en base a quince preguntas donde, a través de las respuestas, se evidenció  la existencia de diversas prácticas en las unidades académicas (793 alumnos las llevan adelante) pero en marcos diversos, lo que indica la necesidad de una sistematización y una organicidad articulada.

En base a estos datos y cinco consignas (conceptos, lineamientos, rol de facultades y rectorado, etc.) la jornada culminó con un taller donde, en distintos grupos, se profundizó sobre esta cuestión distintiva de nuestra Universidad.

 

Los pormenores de esta convocatoria también serán difundidos a los medios en general.

 

En breve lapso serán enviadas las conclusiones del evento a todas las secretarias académicas y de extensión de cada unidad, así como a los estudiantes presentes, para que puedan ser rediscutidas y alimentadas al interior de los distintos claustros.