Tuesday 8 de June de 2010

Nora Vega, y está todo dicho

Nora Vega, y está todo dicho

Viajó el viernes último desde Mar del Plata, donde nació, se crió y vive en el barrio La Perla. No lo hizo sobre patines, claro, sino sola en su automóvil. Al llegar a la rotonda de Espora llamó a Mario Romero, profesor de Educación Física, quien fue a su encuentro para ayudarla a llegar a su anfitrión: el colegio nacional “Ernesto Sábato”, hijo dilecto de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.
Puntual y prolija, como en sus tiempos laureados de competición, saludò y compartiò una charla conjunta con el director, Tomàs Landivar, para luego conectarse con el grueso nùmero de alumnos que, ansiosos, la esperaban para escuchar y preguntar sobre los perfiles de la perseverancia, la voluntad y el sacrificio personal dedicados al deporte y conservados en su aquilatada experiencia.
De 48 años, menuda, àgil hasta para bajar del auto, madre, simpàtica y con marcado dejo docente, Nora Vega, la múltiple campeona nacional, seis veces panamericana y cinco veces mundial, todas conquistas sobre patìn de ruedas que hicieran vibrar al paìs entero, abreviò en el contacto previo rasgos salientes de su trayectoria.
Hija de un ama de casa y un empleado del Casino, Nora cuenta con tres hermanos mayores: Jorge (61), Hugo (53, mèdico) y Aldo (51, “es el que corrìa conmigo”). Empezó a patinar a los 6 años como un juego en el club Deportivo Norte, “del que mi papà era socio fundador”, y en el `74 disputò su primer campeonato nacional “que ganè”.
Enseguida de participar en el Mundial corrido en Mar del Plata, tras el de Futbol del `78, y la obtención de la medalla de oro un año después en los Juegos Panamericanos de Puerto Rico catapultaron su nombre por los cuatro puntos cardinales del continente. “Recièn entonces la gente conoció què era el patìn carrera, mi especialidad”, recordò esta suerte de Vilas del patìn que implica Nora.
Luego, durante los 23 años de su campaña en la elite mundial del patinaje, se desatò la seguidilla de panamericanos y mundiales (“la primera dorada la ganè en Italia”) con una consagración ùltima en el `94 y el fin de su participación tres años màs tarde.


DOS ANECDOTAS


Tampoco faltaron las anécdotas en su síntesis de antesala de la charla con los alumnos. Elijamos dos de ellas: “Entrenè tanto tiempo en doble turno diario que llegò un momento que el ruido de las ruedas de los patines me atormentaba; no lograba apartarme de èl ni tapándome los oìdos porque parecìa entrarme al cuerpo desde los pies”, y “La velocidad que desarrollaba en pista y ruta era de unos 35 kilòmetros por hora, pero en los entrenamientos de velocidad pura era mayor. Recuerdo que cierta vez la midieron cuando bajaba de la curva del Terreno y llegaba a los 90 kilòmetros”.
Deportista cabal, siempre se destacò por su excelente comportamiento, varias veces distinguido con su papel de abanderada de la delegación argentina.


TODO SUEÑO ES POSIBLE


Hoy, Nora se encuentra en plena cosecha de su enorme siembra. “Trabajo en la Municipalidad marplatense desde hace 30 años, en la parte de Deporte Social. Durante la mayorìa de esos años enseñè a patinar en las plazas y luego me dediquè a la parte administrativa que organiza y coordina torneos barriales, colegiales y bonaerenses”.
“Me gustò la invitación que me cursaron desde este Colegio porque me entusiasma, y creo hoy muy necesario que los chicos vean que alguien como ellos pueden llegar a lograr un sueño, tanto en patìn como en cualquier otra actividad”.
Conocedora de numerosos paìses y de innumerable cantidad de gente de la que rescatara grandes amigas y amigos, es a su vez coordinadora de una escuela a nivel nacional (“incluye a chicos con síndrome de Down”), dependiente de la Secretarìa de Deportes de la Nación, con seccionales hasta en Ushuaia.
A su vez, forma parte de la Comisión de Atletas del Comitè Olímpico Argentino, cargo que permite su continuidad viajera laboral por todo el mundo.


“NO HAY QUE QUEDARSE ARRIBA DEL CABALLO”


Antes de entremezclar sus vivencias con la curiosidad de la estudiantina, Nora, cordialìsima, nos dejò su opinión en respuesta a un par de reflexiones que le pidiéramos. Sòlo dos, porque la expectativa de quienes la aguardaban era demasiada.
--- En nuestro paìs, que viene saltando de crisis en crisis desde hace mucho, serìa conveniente educar tambièn para perdedores, porque el que gana es siempre uno solo, la inmensa mayoria pierde, quedando a punto de bajar los brazos. ¿Què opinas?
----- “Sì, tiene algo de cierto. En realidad hay que enseñar para ganar. Si uno es buena persona creo que es buen perdedor; lo que hay que enseñar es que cuando uno pierde no tiene que bajar los brazos. El perder significa darte fuerza para retomar el camino y poder seguir”.
“He salido campeona cinco veces y cada vez que subì al podio, al bajarme de esa cima volvía a cero, es decir igual que todos los demàs. De ahì debe empezarse de nuevo. Hay que ser buen perdedor y buen ganador; no hay que quedarse arriba del caballo. Hay que volver al llano”.
---- Argentina ¿es un paìs deportista o sòlo un paìs con futbol?
---- Es un paìs con futbol, sin duda. Pero hay muchos deportistas sacrificados, de gran nivel, que en la actualidad estàn contemplados en la comisión ENART donde trabaja gente de la Secretarìa de Deportes de la Nación. Desde ese organismo se ha gestionado un aporte proveniente del uso de los teléfonos celulares”.
“Esos fondos se trasladan a la ayuda de talentos deportivos, exigiendo de ellos una educación que sume conocimientos informàticos, de idiomas y que, al dejar la pràctica, puedan incorporarse con trabajo a la sociedad”.


PLAN LOCAL


Finalizado su gratísimo e inolvidable contacto en el Sàbato, y sin necesidad de guìa especial, visitò la Escuela 32, del paraje Villa El Gaucho, donde la docente y amiga Lourdes Martìnez lleva adelante el plan de enseñanza inculcado por la múltiple campeona.
De regreso a su Mar del Plata, seguro que en los oìdos de la múltiple campeona Nora Vega no resonaba ya el fastidioso ruido de los patines, sino el acariciante eco de los calurosos aplausos de las bienvenida y despedida de la estudiantina. En suma, una clase fecunda nacida de una excelente idea institucional.