Thursday 6 de December de 2012

FCV: excesos hídricos afectan la sanidad del rodeo

FCV: excesos hídricos afectan la sanidad del rodeo

Los excesos hídricos que afectan a muchas zonas, particularmente en la provincia de Buenos Aires, obligarán a los productores ganaderos a prestar especial atención a la sanidad del rodeo. Uno de los grandes riesgos que este tipo de situaciones climáticas suele generar en los bovinos es la parasitosis.

Los doctores César Fiel y Pedro E. Steffan, del área de Parasitología de la Facultad de Ciencias Veterinarias de Tandil, afirmaron que las inundaciones pueden traer aparejadas pérdidas productivas asociadas a los parásitos y brindaron algunos consejos para prevenirlas.

“Los parásitos que se localizan en el estómago e intestinos de los bovinos ocasionan importantes pérdidas económicas, mayoritariamente en categorías jóvenes -recría e invernada-. Por otro lado, la mayor parte del peso perdido a manos de los parásitos se da durante los meses que van entre el destete y la primavera vegetal”, explicaron desde la facultad.

Los especialistas de esa casa de estudios repasaron las razones por las que se espera la aparición de parásitos. “Después del inicio de otoño lluvioso se presentó un invierno seco que interfirió la salida de larvas desde la bosta hacia la pastura. En consecuencia, comenzaron a disminuir los síntomas en los animales. Pero la calma fue solo pasajera debido a que las bostas guardaron gran cantidad de lombrices (larvas), que se originan en los muy altos aportes de huevos realizados durante el invierno. Solo es necesario que llueva para que una gran masa de lombrices se traslade hacia la pastura, quedando disponibles para que los animales las ingieran junto con el forraje”, indicaron.

Luego, diferenciaron entre dos tipos de situaciones: los campos inundados y los no inundados. “En los campos inundados, las ‘correderas’ podrán arrastrar las lombrices y hasta limpiar los campos de parásitos. Sin embargo, en campos donde el agua drene suavemente, es de esperar el efecto contrario, ya que al desaparecer el agua dejará disponibles una gran cantidad de larvas que salieron de las bostas cuando estaba encharcado”, dijeron.

En los campos no inundados, advirtieron que puede haber un efecto inmediato en el que las larvas liberadas desde la bosta rebasen la capacidad de defensa de los animales y se establezca una parasitosis que afecte la productividad y hasta llegue a manifestarse clínicamente. Pero aclararon que es de esperar un efecto mediato, en el que un alto porcentaje (superior al 70%) de las larvas ingeridas por los animales entran en Hipobiosis (se “adormecen” por 3-4 meses dentro del huésped) alargando el ciclo parasitario.

“Lo relevante estará dado por el momento en que las citadas larvas despertarán (reanudarán su desarrollo), por el mes de diciembre, causando un marcado efecto sobre la ganancia de peso durante gran parte del verano”, explicaron desde la facultad tandilense, y remarcaron que en este caso la prevención resulta esencial. Esto implica anticiparse a la desinhibición parasitaria, dado que el daño producido durante la “reanudación del desarrollo” es irreversible. “Sería recomendable la aplicación de un tratamiento antiparasitario a mediados de noviembre, cuando aún se encuentra la mayor población de larvas adormecidas”, indicaron.

“La oportunidad de desparasitar, así como su frecuencia y la característica de los productos a utilizar debe ser establecida sobre la base del conocimiento de los períodos y categorías de mayor riesgo, lo que revela la necesidad de la consulta con un profesional, el médico veterinario de cada establecimiento”, recomendaron desde Tandil.

(Fuente: Clarín Rural)