Wednesday 19 de May de 2010

Encuentro Internacional sobre el Bicentenario: “Una ocasión para pensar cómo nos gustaría construir algo mejor”

Encuentro Internacional sobre el Bicentenario: “Una ocasión para pensar cómo nos gustaría construir algo mejor”

Habló de aspectos generales sobre la Revolución que empieza en Mayo de 1810, en particular sobre la participación política-popular en la ciudad de Buenos Aires, tema que hace dos años fuera la tesis de su Doctorado.
Y lo hizo en el Auditórium del Centro Cultural Universitario, durante el primer panel del programa académico del Encuentro Internacional por el Bicentenario que ofreciera la Unicen a través de la facultad de Ciencias Humanas.
Minutos antes, ante la consulta periodística, el joven historiador e investigador Gabriel Di Meglio – de él se trata – aceptó la calificación de aquella batalla del agua hirviente lanzada a las tropas inglesas en las invasiones de 1806 como la primera participación popular masiva en Buenos Aires, protagonismo bélico antes reservado a ejércitos dirigidos por elites.
“Sí, hubo una participación popular porteña-montevideana muy fuerte con contingentes menores venidos de la zona rural bonaerense y también de Tucumán y Corrientes. A partir de entonces quedó comprobado que la sociedad empieza a tener ese tipo de participación por vez primera, a la que siguió con la preparación de milicias para luchar contra una segunda invasión”.
“También, en agosto de ese año una movilización popular en apoyo de un Cabildo Abierto exige que el virrey Sobremonte, a quien se consideraba un cobarde por haber abandonado la ciudad, no pueda volver a Buenos Aires. En esa participación hubo gente que no era de allí. Empezó, de alguna manera, una presencia pública popular que fue mucha más fuerte después de 1810, a su vez en distintos puntos del país”.


RECORRIDO DE UN PROCESO
Abundó Di Meglio, sin por ello perder su ágil capacidad de síntesis, en una serie de datos acerca del recorrido histórico de dichas participaciones populares hasta el Centenario, y más acá aún.
“Son muy importantes en los primeros años posteriores a la Revolución, durante la primera mitad del siglo XIX. Hay tres lugares en los que esos papeles del bajo pueblo fueron fundamentales. La experiencia de Güemes en Salta y Jujuy, con carácter de desafío del orden social vigente; en la Banda Oriental que hoy es Uruguay, y la restante en Litoral, donde hoy es Entre Ríos y Corrientes, en ayuda de Artigas mediante un movimiento rural politizado muy fuerte con reclamo social incluido: la tierra”.
Añade esto último una “participación indígena en la zona de Misiones que hoy se está investigando. Es una pesquisa que tiene sólo quince años de trabajo concreto, porque antes se hablaba de pueblo pero no se estudiaba el detalle”.
Al mismo tiempo, en Buenos Aires, capital del Virreinato y del gobierno revolucionario, “la plebe local tiene una participación cuyos efectos van más allá de la ciudad, con peso mayor”.
“En 1820, al terminar la Revolución, en algunos lugares la injerencia popular disminuía y en otros no. Por caso, en la Banda Oriental termina debido a la intervención portuguesa contra Artigas; en Salta y Jujuy a la élite local le cuesta mucho conseguir el orden social y, en Buenos Aires, siguió siendo importante en la época de Rosas. Después continuó siendo decisiva, con diferentes matices, la presencia popular en la lucha política”.
“Luego, en la segunda mitad del siglo XIX acuerdos mínimos entre elites hacen menos fuertes las luchas callejeras, constituyéndose por primera vez un orden concreto. Pero en el Centenario, ya dentro del siglo XX, renacen mediante el anarquismo y el socialismo, cuando se constituían las llamadas máquinas políticas para las elecciones”.

RADICALISMO Y PERONISMO
“En el primer radicalismo -estimó Di Meglio- pese a su consideración de partido de la clase media fue básicamente un partido popular en su base, incentivando esta cultura de la movilización, y más adelante el peronismo con su 17 de octubre de 1945”.
--- ¿Fue éste el último eslabón de ese tipo de participaciones de bajo pueblo de identidad federativa?
-- “No. Siempre en las movilizaciones políticas que siguieron esa presencia popular federativa fue importante en Buenos Aires. Basta pensar en 2001, cuando la caída del gobierno de De la Rúa, con saqueos en el conurbano y en la ciudad con los cacerolazos de sectores bajos y medios”.
“Cualquier gobierno le teme a las presencias populares mediante movilizaciones; claro, siempre quiere tenerlas a favor, nunca en contra. Eso sí, lo que tiene de fundamental el 17 de Octubre es que marca el inicio, o la fundación de un movimiento que se identifica con el pueblo: el peronismo. Esa fecha le da, inclusive, un componente más popular que el que hubiera querido el propio Perón, ya que este personaje buscaba en principio una cosa más conciliadora entre obreros y las corporaciones”.
“No es un movimiento construido de arriba hacia abajo socialmente, sino que es al revés: las constructoras son las masas que crearon quienes adhirieron al 17 de Octubre, identificadas con lo popular”.


PROCERES Y CORRIENTES
-- La historia de los grandes hombres ¿supera a las de las corrientes populares?
--- “Entiendo que existen dos tipos de “pecados”. Uno tiene que ver con que a veces entendemos que nuestra historia es el producto de lo que hicieron unos pocos hombres, no como fenómenos colectivos. Sí, hubo hombres y mujeres que la marcaron muy claramente, pero no solamente lo hecho en Buenos Aires determinó esos pasos históricos, también lo hecho por los caudillos del interior fue vital para entender la construcción de Argentina”.
“No hay que quedarse en discusiones, por ejemplo, si Sarmiento o Rosas fueron mejores, que es lo que pasaba tradicionalmente en las corrientes históricas ideológicamente enfrentadas. Hay que ver muchas cosas más que ésas para comprender los fenómenos de nuestra Historia. La historia sola de los grandes hombres es falaz; termina tergiversando las cosas”.
--- ¿Tenemos un país respetuoso de su Historia?
--- “Interpreto que Argentina tiene muchas miradas sobre su Historia. A mucha gente le preocupa, quizá por sensaciones de caminos fallidos y fracasos; también hay muchos intereses en discutir qué es lo que nos pasó. En la crisis 2001 hubo una gran mirada sobre la Historia”.
“Tal vez esas miradas son un poco duras, pero creo que las preguntas tienen que abarcar el porqué terminamos siendo como somos. Más que juzgar tenemos que explicar los historiadores; después, las interpretaciones las saca cada argentino”.


REALIDAD Y FUTURO
--- ¿Qué mensaje le dirigirías, con motivo del Bicentenario, a la mujer y al hombre comunes, ya sea una ama de casa, un albañil o a un desocupado descreído, que se la pasa jugando a las cartas en un boliche?
--- No es fácil, depende de cada caso. Les¿ diría, sí, que estos 200 años son una oportunidad similar a la de los cumpleaños, en las que mucha gente suele evaluar qué hizo y cómo sigue. Creo que es buena ocasión para mirar hacia atrás y hacia delante, es decir a dónde queremos ir, o cómo nos gustaría construir algo mejor”.
“Lo bueno de la Revolución de Mayo es que no estamos conmemorando una masacre sino un cambio. Ahí hubo gente que quiso cambiar su realidad para mejorarla; esto es lo que creo debe pensarse. Pienso que éste es el mensaje que nos da la Revolución. El asunto es cómo construimos un futuro sin repetir errores terribles del pasado, y así lograr una sociedad más igualitaria y justa”.

Pasión
Lunes 15.30 horas, en el bar del Centro Cultural. Dos mesas ocupadas, una por nosotros y la otra por otra persona. Esperamos, ya que su biotipo informal, llámese joven, pelo crespo algo descuidado y vistiendo campera, no coincidía con el que imaginábamos del historiador de nota que esperábamos: veterano, formal, canoso y de anteojos.
Y erramos, ya que esa persona aguardando como nosotros, solitaria, era el historiador Gabriel Di Meglio, meta de nuestro encuentro programado por terceros.
Ameno en la charla y de decir rápido, contó que tiene 37 años, es porteño nacido y criado, docente del Instituto Ravignani de la UBA, investigador de Historia del Conicet y partícipe de programas de difusión en el canal televisivo Encuentro.
Toda esa tarea lo apasiona, como es fácil deducir de sus maneras en el relato, y por la cosecha elogios que levanta de ilustres en la materia como el del profesor Halperín: “…es uno de los historiadores más brillantes de la joven camada”).
Es bueno comprobar así que en un país tan futbolero como el nuestro la pasión no conoce de edades ni gustos. Llega, nada más, sea quien sea el que la llame.