Monday 26 de September de 2011

“A los profesores universitarios les hace falta coraje”

La visita de Mario Bunge  

“A los profesores universitarios les hace falta coraje”

  A manera de antesala de la anunciada charla que diera en el Aula Magna, el viernes último a las 18, sobre el tema “Informática: ¿una o múltiple?”, el prestigioso físico, filósofo y humanista reconocido en el mundo entero, Mario Bunge, fue recibido en el despacho de la secretaria académica general de la Unicen, profesora Mabel Pacheco, quien en compañía del decano de la facultad de Ciencias Exactas, doctor Manuel Aguirre Téllez, integrantes del Núcleo de Investigación en Educación en Ciencias con Tecnología y demás funcionarias, facilitara un placentero encuentro con gente de prensa.

   Exquisito personaje, por cierto de muy pocas pulgas, tras admitir que su palabra podía representar un alivio para la indigestión informativa a que nos somete la actualidad informática recordó que “hace medio siglo, o más, sufríamos falta de información y era muy difícil conseguirla; hoy, en cambio, sufrimos de exceso”.

  “Hace falta, entonces, filtrar información con filtros filosóficos. Hay que tratar de descartar lo que no sirve, lo que es contraproducente”. Y citó un ejemplo. “Creo que en materia de Filosofía hay que distinguir entre filosofía propiamente dicha, es decir entre teorías que ayuden a buscar la verdad, y filosofías que obstaculizan esa búsqueda negando la existencia de la verdad, ejerciendo una suerte de tiranía de la ciencia”.

   “No hay que atiborrar a la gente joven con esa basura producida industrialmente que la toma desprevenida y que viene de las cátedras universitarias. Por ejemplo en la facultad de Filosofía de la UBA a los alumnos se les exige que lean solamente a Hegel, Nitche, Heidegber y otros cuyas dialécticas no se entienden y son aceptadas sin discusión, haciéndoles creer que eso es la sabiduría cuando en realidad es la antisabiduría, es decir fobosofía; es odio al conocimiento”.

   “Creo que eliminar esto, que no es trasmisor del conocimiento, es una manera de filtrar el exceso de información. Esto es tarea del filósofo, a la manera de guardíán de las puertas de la cultura. Hoy día, más que nunca es necesario esto”.

    Comentó el visitante que lo que “pasa hoy en la Argentina en ese sentido es falta de rigor y criterios. Antes en las facultades de Ingeniería, Medicina y Derecho imperaba el rigor; no se podía macanear. En otras facultades se podía decir cualquier cosa, sobre todo en Argentina. Y tenemos una nación colega en ese aspecto: Francia, con una París que fue perdiendo rigor a partir de la Segunda Guerra Mundial”.

  

OTROS AUTORES

 

   Para aquellos estudiantes recién iniciados en la Universidad, tras un secundario poco enjundioso, Bunge aconseja terminar con la Filosofía según los autores. No hay que confundir la historia de esta ciencia y cualquier técnica con el estudio y planteo de los problemas para ver cómo resolverlos en la vida actual”.

   “Hay que pensar que no se puede dialogar sobre textos que no se entienden. Para esto hace falta algo que los profesores universitarios no tienen, y es coraje”.

 

AVENTURA EN CHINA

 

Dentro de unos días voy a decir esto en China, que empiecen a tratar de entender lo que están leyendo y a discutir. Vamos a ver cómo me va; si hay alguien que se anime a seguirme. Después les cuento”.

    Aceptó el pensador que en esa nación oriental pasan a la clase media 50 millones de personas por año. “Sí, es cierto, pero pregunto cuántas por año pasan de la pobreza a la miseria. Eso no lo dicen, cuando los campesinos del interior se están empobreciendo cada vez más. Allí hay de todo, y todo se mueve con enorme velocidad. Está progresando en ciencia naturales de una manera increíble”.

 

CABRAS, NO OVEJAS

 

    Acerca de qué aconsejaría a jóvenes recién iniciados en Filosofía, el catedrático con más de un veintena de títulos Honoris Causa recibidos en distintas partes del Mundo, opinó que “se planteen y discutan lo que piensan sobre la vida, la desigualdad social, el estado de derecho, de la política, la justicia y demás temas vitales. En tal sentido en nuestro país no deben criarse ovejas sino cabras”.

  “Sucede que en los Centros de Estudiantes no se ocupan de cuestiones académicas sino de política, tratando de inyectar políticas de afuera dentro de la Universidad en lugar de dedicarse a estudiar y protestar por malas condiciones de estudio, falta de biblioteca y profesores a quienes no se les entiende”.

  “La famosa Reforma del 18 fue políticamente positiva pero de académica no tuvo nada. No reformó los contenidos de la enseñanza. Hoy debe haber más discusión en las clases, porque la típica clase universitaria hoy presenta al profesor que se sienta, la dicta y se va. No pregunta si comprendieron, si están de acuerdo ni nada que suscite la discusión. No forma, sino deforma. Elige un camino facilista. Eso debe cambiar”.

 

REFLORECIMIENTO CIENTIFICO

 

    Ponderó Bunge el incentivado regreso al país de cerebros que habían emigrado años atrás. “Ha sido ésta una medida muy buena del ministerio de Ciencia y Tecnología, como muchas otras. Está haciendo mucho por el desarrollo de la ciencia. Recién hace 5 años empezó la investigación en Psicología en nuestro país, contra el macaneo psicoanalítico, gracias a publicaciones internacionales de Facundo Manes y Mariano Sigman. Los otros especialistas sólo se limitaron a repetir los textos macaneadores. La ciencia está refloreciendo; ahora hay que superar décadas de estancamiento”.

     “Los jóvenes deben juntarse, hacer pequeños seminarios de discusión y estudiar autores que no son los obligatorios. Lo que sobra en Argentina son las afirmaciones políticas sin argumentos a favor o en contra. Hay que discutir más”, definió.

 

LA CONFERENCIA

 

     Ya ante un auditorio que colmara el Aula Magna, el invitado pronunció la programada conferencia y respondió a consultas, luciendo a su lado el diploma acreditándolo Visitante Ilustre de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires y un recordatorio entregados por la profesora Pacheco, quien lo presentara junto al decano Aguirre Téllez.

    En síntesis, mediante reflexiones que concitaran expectante interés, definió a la Informática como el estudio y diseño de sistemas de información aplicados a la biblioteconomía y a la ingeniería de comunicaciones, en particular las ingenierías de hardware y software.

   Una objeción obvia a esta definición es que deja al cálculo o la computadora fuera de la Informática; por esto se prefiere a veces la expresión “Informática y Cálculo”. Sin embargo, es preciso tener en cuenta que hay dos clases de cálculo con conceptos y con signos.

  El primero es mental y puede, o no, se algorítmico o conforme a reglas, mientras que la tecnología del cálculo se centra en el diseño de algoritmos para efectuar cálculos “mecánicos”, desprovistos de inteligencia, con símbolos y sus contrapartidas físicas.

    Finalmente, sugiere Bunge que el puesto de la Informática, con o sin cálculo, en el sistema de los saberes, es una disciplina híbrida, compuesta de fragmentos matemáticos tales como las teorías generales del cálculo y de los códigos de algunas tecnologías, en particular las que se encargan de diseñar sistemas de información y artesanías, como la biblioteconomía y el mantenimiento y reparación de sistemas de información.

    Todos estos campos comparten los conceptos de código, señal codificada y sistema de información. Ninguna de ellas usa el concepto de significado, lo que es una razón para dejar a la lingüística fuera de la Informática.

 

 

 

92        

 

       Mediada estatura, tendiente a alta. Cabellera natural y abundante, algo prolijamente despeinada. Camisa celeste, corbata roja, saco azulado a finos cuadritos, pantalón al tono y zapatos negros. Elegante traza y pinta hecha en el barrio norte porteño, desdeñando las influencias canadienses.

     Mario Bunge, nacido en Buenos Aires y que hace casi medio siglo vive y trabaja en Montreal, desde donde viaja por todo el planeta, esperó el ascensor rumbo al Aula Magna para no desafiar sus piernas por la exigente escalera de la Unicen.

    La pregunta periodística ante su andar elástico no se hizo esperar. – ¿Practicó deportes? “Sí, por supuesto; hice fútbol, natación y remo que, unidos a una buena salud, me permiten hoy sentirme muy bien. Me gusta mucho Tandil, al que vine por primera vez en el ’89 para hablar en un encuentro sobre metodología de la investigación que se hizo en la facultad de Económicas del Campus”.

    Viajó en remis, solo, de y a Buenos Aires, descansando en la Posada de los Pájaros para “disfrutar de la naturaleza que tanto me apasiona”.

   Sí, cuenta 92 años espléndidos, que así vividos no le impidieron atender a la prensa, hablar más de una hora con apenas algunas tosesitas y responder consultas. Una maravilla.