Wednesday 10 de July de 2013
Azul

Reflexiones, tras el Día de la Conservación del Suelo

Reflexiones, tras el Día de la Conservación del Suelo

(Marcela Piscitelli y Alberto Sfeir)

Docentes de la asignatura Conservación y Manejo de Suelos de la Facultad de Agronomía

El 7 de Julio, se ha instituido como el Día Mundial de la Conservación del Suelo, en conmemoración del aniversario de la desaparición física del científico norteamericano Hugh Hammond Bennet, pionero en la lucha contra la erosión en Estados Unidos y en varios países del mundo. Argentina ha adherido a esta conmemoración a nivel nacional en 1963, por decreto presidencial firmado por el Dr. Arturo H. Illia.

Nos resulta grato aprovechar este acontecimiento para reflexionar sobre algunos aspectos vinculados con la conservación de los suelos. Lo primero que seguramente nos preguntamos es ¿Qué quiere decir “conservar” el suelo? Este concepto no implica su no aprovechamiento como recurso natural y por ende no usarlo para producir cultivos. Conservar es utilizar técnicas de uso y de manejo, que permitan mantener la capacidad natural que cada suelo tiene para producir cultivos para la alimentación humana y animal.

Esto lleva a pensar que por lo tanto hay un riesgo de que los suelos pierdan esa capacidad de producir cultivos si no se aplican las técnicas adecuadas. Lamentablemente esto es así y es un hecho que ocurre cada vez más aceleradamente; también se expande cada vez más en una amplia diversidad de regiones de nuestro país y también en el partido de Azul.

Este cambio negativo que ocurre en los  suelos modificando su capacidad para producir cultivos se denomina “degradación”. Dicho de otro modo, cuando ocurren procesos de degradación en un suelo, éste disminuye su potencial para producir ciertos cultivos, y es observable a medida que transcurren los años a través de algunos o varios de los siguientes hechos:

- Se incrementan los riesgos para mantener en forma sostenida los rendimientos esperados en cultivos, sobre todo en los que tienen cierto nivel de exigencia en agua y fertilidad.

-Aumenta el enmalezamiento en los lotes (el cultivo menos vigoroso compite mal contra las malezas).

-Se repiten enfermedades con más facilidad (el suelo alterado permite el desarrollo de cultivos de poco vigor y más susceptibles a enfermarse, y los patógenos encuentran en el suelo alterado un nicho más adecuado para proyectarse a los cultivos, por ejemplo por menor infiltración y aireación).

-El suelo se “encharca” con más frecuencia después de una lluvia, algunas veces es más prolongada la “espera” para encontrar el momento de humedad adecuado para entrar a trabajar al lote con algún implemento (arados, sembradoras, etc.). O bien, nos encontramos con ciertos sectores del lote con “falta de piso” para entrar con la maquinaria.

Éstos ejemplos de lo que habitualmente ocurre en muchos lotes, “los aceptamos” y consideramos que “deben ocurrir”, confundiéndolos como efectos atribuibles a otras causas (ciertos fenómenos climáticos, modificaciones en fechas de siembra o en híbridos o variedades, etc.) pero no necesariamente es así.

Pero, ¿cómo ocurre la degradación en los suelos?

Hay varias expresiones de degradación según qué procesos estén ocurriendo. Estos procesos se conocen como degradación física, degradación química, degradación biológica, erosión hídrica, erosión eólica, desertificación. También se pueden agravar condiciones naturales de salinidad, alcalinidad y de excesos hídricos que ya existen en un suelo dado; cuando esto último ocurre hay procesos de alcalinización/salinización o de reducción del drenaje del suelo. Así, se tiende a la disminución de la capacidad productiva que este suelo tenía naturalmente.

En el sur agrícola del Partido de Azul los dos procesos de degradación más frecuentes de observar en los lotes en producción son:

1-Degradación física: el ejemplo más común de este tipo de degradación es ver que el lote “se planchó” después de una lluvia. La figura 1 representa un caso.

2-Erosión hídrica (algunos ejemplos: aparecen “surcos”, como pequeños canales a lo largo de una pendiente, o el rastrojo se “amontona” dejando partes desnudas en el lote, después de una lluvia, o se acumulan rastrojos y sedimentos en los alambrados, etc. La figura 2 muestra una imagen a modo ilustrativo.

En cambio en el norte del Partido de Azul, potencialmente ganadero, es frecuente observar procesos de salinización y/o alcalinización (por ejemplo: incremento en los valores de pH en superficie, aparecen eflorescencias salinas/alcalinas cuando hay sequía), como también procesos de reducción del drenaje (algunos ejemplos son: encharcamientos cada vez más frecuentes y prolongados, ascenso de agua desde las napas freáticas).

Existen numerosas técnicas para evitar que estos procesos ocurran y otras para disminuir su efecto, una vez que ya están instalados en el campo.

Una tecnología que se está difundiendo últimamente y adoptando cada vez más es lo que se ha dado en llamar “Agricultura por ambientes”. En este sentido antes de hacer algunos comentarios con respecto a esta “tecnología en expansión”, es interesante hacer hincapié en lo siguiente:

-Adecuadamente implementada esta técnica no debería ser privativa de la agricultura sino también de la ganadería, horticultura, floricultura etc., es decir debería adoptarse para la producción de todos los cultivos extensivos e intensivos para la alimentación humana y animal y la llamaríamos genéricamente “Producción por ambientes”.

-No debería implementarse solamente como una técnica de uso de la tierra, es decir, “separar” ambientes en un lote para hacer trigo, maíz, colza, etc. Debería considerarse también una técnica para tomar decisiones sobre las prácticas de manejo más adecuadas a implementar.

¿Qué se hace en la actualidad como técnica de “agricultura por ambientes”?

En áreas onduladas o con ciertas pendientes se dividen los lotes según correspondan al sector de “loma” o de “bajo”, o bien de “loma”, “media loma” o “ bajo”; luego se seleccionan los cultivos o las rotaciones que se consideran más apropiadas para los sectores de “loma” o de “loma y media loma” y otras rotaciones para los sectores de “bajos”.

El criterio de considerar el ambiente como una posición de la pendiente o un sector del lote con una topografía diferente, si bien es adecuado, resulta ser insuficiente. Un ambiente desde el punto de vista del uso y del manejo es un área homogénea en “funcionamiento”. Es decir, va a tener un comportamiento diferencial frente a fenómenos climáticos y requerimientos de uso y manejo que definen una capacidad productiva particular, en relación a otros ambientes definidos en el predio ó lote. Un ejemplo de este concepto que se acaba de definir, es pensar que cada ambiente que se va a diferenciar en un lote, debe tener una dinámica distinta en el aprovechamiento del agua de lluvia, y por consiguiente, en la eficiencia en la fertilización y en consecuencia en la respuesta en rendimientos de ciertos cultivos. Para que ello ocurra en la práctica hay que definir un ambiente integrando más atributos, al ya preestablecido de la topografía. Un atributo fundamental es considerar la distribución natural que tienen los diferentes suelos en el paisaje al que pertenece un establecimiento, y para esto, es necesario conocer la morfología de los suelos existentes (secuencia de capas u horizontes) y sus características funcionales. Esto es así porque no todas las lomas son iguales en cuanto a morfología, aún dentro de un mismo lote, y por lo tanto, es fundamental detectarlo, antes de planificar el uso o tomar decisiones sobre tecnología.

Breve bibliografía de Bennett

Hugh Hammond Bennett (15 de abril de 1881 - 7 de julio de 1960) es considerado el padre de la conservación de suelos. Entre 1920 y 1930, incitó a la nación estadounidense a peticionar la “Amenaza Nacional” de la erosión de suelos, y finalmente en 1935, se creó en base a su movimiento, el Servicio de Conservación de Suelos (SCS). En la actualidad esta agencia federal es el Servicio de Conservación de los Recursos Naturales, (NRCS) incluida en el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA). Bennett sirvió como jefe a este servicio hasta su retiro como profesional, a la edad de 70 años, en 1951.