Sociedad
7 de marzo de 2013

No ciudadanas: las mujeres en la escena pública a fines del siglo XIX y principios del XX

Dra. Yolanda de PAZ TRUEBA

La renovación de la historia política en los últimos años en la Argentina, ha generado una producción que permitió revisar ciertos lugares comunes a la hora de analizar el régimen del ’80 y la política de los notables. (1) Al colocar el foco de atención en formas de participación de la sociedad civil, que van más allá de lo estrictamente electoral y desplazar así la mirada de la política para comprender la complejidad de lo político, (2) se hace posible pensar la constitución de la ciudadanía a partir de la combinación del mecanismo formal electoral y el informal, aquel que permitía configurar una esfera de opinión pública que participaba de los asuntos políticos, aunque sin pasar por las urnas.

Estos antecedentes, han permitido reflexionar más tardíamente sobre la participación de un universo excluido de la política formal como era el compuesto por las mujeres. De hecho, gracias a esas reformulaciones, hemos podido interrogarnos sobre los lugares que ocuparon las no-ciudadanas en ese proceso de conformación del Estado Liberal en la Argentina decimonónica.

Ese marco político e institucional, fue acompañado por  un proceso de modernización económica y de diversificación del mapa social que no solo afectó a las grandes ciudades como Rosario o Buenos Aires, espacios sobre los que se han referido una multiplicidad de autores desde diferentes puntos de vista, sino también a los pueblos del centro y sur de la provincia de Buenos Aires que, con sus matices propios y sus particularidades, vale la pena rescatar. Producto de esa dinámica, se aceleró el crecimiento urbano acompañado por una marcada presencia de los hombres y mujeres que abrazaron la esperanza de un horizonte de progreso en estas geografías. Al mismo tiempo, de la mano de esa transformación se dieron los primeros síntomas de incertidumbre ante la conformación de un escenario social que tenía distancias con aquello que se había esperado concretar. Surgió, entonces, lo que se ha denominado la cuestión social. Esto es, en palabras de Mirta Lobato, los disfuncionamientos  producidos a raíz de la transformación socioeconómica del país, que abarcaban una amplia gama de problemas que iban desde la vivienda, el hacinamiento, la salubridad, hasta la exclusión o inclusión de los pobres en el modelo. (3)  Esos nuevos actores sociales -particularmente los pertenecientes a los sectores populares-, parecían poner en jaque el modelo productivo, político y social que se intentaba instalar. Este contemplaba un sistema político republicano y liberal que descansaba en una elite gobernante que además detentaba el poder económico basado principalmente en la explotación agrícola ganadera y en la excelente posición que Argentina tenía en el mercado mundial como exportadora de bienes primarios. También concentraban el prestigio social y hacia fines del siglo XIX se generalizó en ellos -si bien no podemos desconocer las discrepancias al interior del  grupo-, la decepción respecto de las características que la sociedad presentaba, de allí su intención de encauzar y moralizar a los sectores considerados más peligrosos para el orden social.

Entre las estrategias utilizadas para disciplinar los comportamientos, se recurrió insistentemente a asociar el orden a un modelo de familia. La familia nuclear devino en una alegoría de la unidad nacional que se suponía amenazada por las prácticas y hábitos culturales y políticos de la masa inmigratoria. Pero ese modelo de convivencia doméstica, no dejaba de plantear contradicciones con el ideal liberal que se pregonaba como base de la organización política. Tributaria de aquella familia patriarcal más antigua que ni siquiera la Ilustración se había atrevido a modificar, se suponía que la mujer debía ocuparse de lo que era su función natural: ser madre y esposa.

En este contexto donde la familia se transformó en un elemento central desde el que se pensaba la estabilidad social y política,  la mujer consiguió tener una presencia pública en apariencia contradictoria con los roles que los discursos dominantes consideraban que eran los indicados para ella en la sociedad. Una proyección pública que, si bien algunos sectores entendían que podía poner en riesgo las relaciones familiares y, con ello, la estabilidad de social, fue sin embargo en ciertos casos legitimado por las acciones desarrolladas,  mayormente relacionadas con la educación y la asistencia, dos tareas que en definitiva no eran muy diferentes de aquellas que la madre debía realizar en el hogar. Pero además y en un momento político tan particular como el de fines del siglo XIX, cuando el Estado alcanzó dimensiones nacionales y se inició su largo proceso de consolidación, se vio sometido a una serie de demandas a las se vio obligado a responder de alguna manera, y vemos allí cómo en este nuevo momento político se recurrió a la delegación de funciones asistencialistas. Así, las congregaciones femeninas religiosas o laicas, ocuparon un lugar que el Estado dejaba vacante fuera por la falta de recursos pero también, por la no consideración de la política social como un deber del Estado.

En tal sentido, ese Estado otorgó a quienes desde el punto de vista jurídico legal eran tuteladas en términos de Marta Bonaudo, (4) una potencialidad de acción nada despreciable. Fue por medio de las instituciones de beneficencia que las mujeres pudieron hacerse presentes en la escena pública y ejercer una serie de presiones e intervenciones, acompañando al Estado en la resolución de conflictos sociales de fuerte impronta política. Esas mujeres de la elite, en su condición de actores privados, asumieron funciones públicas, que les otorgaron también espacios desde los cuales participar fuera de los márgenes del hogar y transitar por esos canales alternativos, el largo camino hacia su inclusión. En definitiva, y  tal como afirma Silvana Palermo, “(…) la ausencia de derechos políticos no debe ser confundida con la ausencia de actividad política (…)”. (5)


Notas:

1.  Entre los textos que ocuparon un espacio central en tal renovación  se pueden señalar los de  CHIARAMONTE, José Carlos Ciudades, provincia y estados. Los orígenes de la nación argentina. 1800-1846, Ariel, Bs. As., 1997; LETTIERI, Alberto La república de la opinión. Política y opinión pública en Buenos Aires entre 1852 y 1862, Biblos, Bs. As., 1998; ALONSO, Paula Entre la revolución y las urnas. Los orígenes de la Unión cívica radical y la política argentina en los años 90, Sudamericana, Bs. As.,  2000; GONZÁLEZ BERNALDO, Pilar Civilidad y política en los orígenes de la Nación Argentina, Las sociabilidades en Buenos Aires, 1829-1862, FCE, Bs. As., 2000;  BERTONI, Lilia Ana Patriotas cosmopolitas y nacionalistas. La construcción de la nacionalidad argentina a fines del siglo XIX, FCE, Bs. As., 2001; CANSANELLO, Carlos De súbditos a ciudadanos. Ensayos sobre las libertades en los orígenes republicanos. Buenos Aires, 1810-1852, Imago Mundi, Bs. As., 2003; SÁBATO, Hilda y LETTIERI, Alberto -compiladores- La vida política en la Argentina del siglo XIX. Armas, votos y voces, FCE, Bs. As., 2003; PALACIOS, Guillermo -coordinador- Ensayos sobre la nueva historia política de América Latina, siglo XIX, El Colegio de México, 2007, entre otros.

2.  Al respecto el trabajo de Sábato se cuenta entre los pioneros. Véase: SÁBATO, Hilda La política en las calles. Entre el voto y la movilización. Buenos Aires, 1862-1880,  Sudamericana, Bs. As.,  1998.

3.  LOBATO, Mirta –editora-, Política, médicos y enfermedades. Lecturas de historia de la salud en la Argentina, Bs. As., Biblos-UNMDP, 1996.

4. BONAUDO, Marta “Cuando las tuteladas tutelan y participan. La Sociedad Damas de Caridad. 1869-1894”, en Revista Signos Históricos Nº 15, México, UAM,  Enero-Junio de 2006, pp. 70-97. 

5. PALERMO, Silvana “Género y ciudadanía política: algunos apuntes en la agenda de investigación”, en PolHis N° 7, primer semestre de 2011, pp.46-54, p. 48.

© Todos los derechos reservados.


 

Dra. Yolanda de PAZ TRUEBA:
Instituto de Estudios Histórico Sociales, IEHS - UE IGEHCS CONICET, UNICEN.
Contacto: yolidepaz [at] gmail [dot] com