Educación
13 de abril de 2016

Miedo a los exámenes: un enfoque psicopedagógico del tema

Lic. María Eugenia MARCOVECCHIO

 

 

La frecuencia cardíaca aumenta, se siente como si el corazón fuera a salírsele del cuerpo, las manos transpiran y tiemblan; hay cierta necesidad de moverse, tocarse el pelo, todos estos signos demuestran el estrés que nos producen a todos los exámenes. Es por esto que es clave poder conocer que el estrés tiene tres etapas:

* Alarma.

* Resistencia.

* Agotamiento.

Conocer las etapas del estrés es muy importante, pues este influye fuertemente en la regulación de la mayoría de las funciones del cuerpo humano. Todas las experiencias de vida, aún las pruebas más insignificantes, pueden estresar a un individuo, dado que no importan tanto los hechos en sí mismos, como la interpretación que hagamos de ellos.

Por ello, si se logra controlar el factor estresante en la segunda etapa, el estrés desaparece y nos deja fortalecidos, pero si pasa a la tercera y se mantiene por más tiempo del adecuado, habrá que pagar un precio elevado, sufriendo sus consecuencias negativas tanto en el cuerpo como en el cerebro.

En ciertas ocasiones los exámenes son tan estresantes que el fracaso no se debe a que los estudiantes no sepan, sino a la gran tensión que genera enfrentar a un profesor. Ansiedad, miedo a una nota baja, a utilizar una palabra incorrecta, o no saber responderles una pregunta, son algunos de los miedos que experimentan los que padecen fobia a los exámenes.

Si estamos con un cierto grado de estrés, nuestro cerebro no podrá contar con las funciones cognitivas y ejecutivas básicas para la incorporación de nuevos datos de nivel elevado como lo es el estudio de una materia. Por ello es aconsejable ser organizado a la hora de ponerse a estudiar y hacerlo en un contexto ordenado, que le permita a nuestro cuerpo y a nuestra mente lograr el estado necesario para incorporar los conceptos nuevos.

Además, la tensión extrema, tal como mencionamos antes, también tiene efectos nocivos sobre funciones cognitivas como la capacidad de aprender y memorizar

Mientras estudiamos, en lo posible, no debería haber otro estímulo que distraiga al cerebro. Debemos saber que lo estudiado se organiza en nuestra memoria luego de un tiempo aproximado de tres horas.

Pero si luego de haber estudiado, por ejemplo, nos dedicamos a escuchar música fuerte, vamos a lugares con mucha gente y sonidos elevados, comemos mal, etc., lamentablemente todo lo leído será guardado débilmente en nuestra memoria: nuestro cuerpo y nuestra mente están preparados para dar prioridad a los estímulos que produzcan mayor actividad de nuestros neurotransmisores encargados de fijar lo aprendido en la memoria.

Cabe aclarar que quienes padecen esta fobia tienen características comunes: altas exigencias con respecto a sus estándares personales, perfeccionismo, preocupación desmedida por los errores y gran vulnerabilidad a las críticas. Puede ocurrir que debajo de este trastorno se oculten también déficits de autoestima. Por lo tanto es  recomendable para los padres el fomentar en sus hijos la confianza, la percepción de la eficacia de sus acciones y el juicio crítico.

El miedo frente a los exámenes es algo muy común, pero para que éste miedo (tan presente cuando nos sentamos a rendir un examen) no nos deje sin las respuestas que seguramente ya tenemos luego de tanto estudio, se sugiere una lista de consejos útiles:

* Derribar falsas creencias que habrá un tribunal juzgándote cuando te sientes a dar el examen. Pensar que nada de eso es lo que ocurre en realidad. Simplemente estarán queriendo escucharte con atención lo que has preparado para ese día. Por ello, hay que pensar todo el tiempo que uno ha dedicado al estudio, y eso traerá tranquilidad.

* Para aprobar un examen será necesario estar al día con las lecturas, no faltar a clase ya que la explicación del profesor en general nos indica, nos guía qué toma, qué le interesa al docente que el alumno sepa.

* Tomar apuntes de clase, de las explicaciones de quien la dicta. Para el alumno universitario, se trata de un proceso de aprendizaje en relación a la preparación de exámenes. No son lo mismo las pruebas de la escuela secundaria que los exámenes universitarios.

* Saber diferenciar entre el miedo funcional, que es positivo, del que paraliza, el cual es negativo. El miedo es positivo cuando resulta una valiosa alarma que nos pone en movimiento para responder a los requerimientos del momento.

* Realizar una preparación en forma paulatina. No es lo mismo estudiar para un examen en pocos días, presentándose sin dormir, a puro café y mate, que hacerlo como una construcción del conocimiento de la materia.

* Es bueno para el momento del examen ir preparado psicológicamente, sentirse seguro, visualizarse, imaginarse saliendo triunfador de la situación. Si yo me presento pensando que me va a ir mal, que no voy a poder, que no sé nada, etc., será imposible salir indemne de esta situación.

El proceso cognitivo por el cual la ansiedad produce deterioro del rendimiento académico proviene de que los sujetos focalizan su atención en aspectos internos, como son sus pensamientos negativos.

La idea es trabajar justamente con lo positivo de cada uno, sabiendo que cada persona es inteligente a su manera.

Cada uno de nosotros captamos y procesamos la información de diferentes maneras. El conocer nuestro perfil y el de los demás nos permitirá encontrar las herramientas necesarias para salir integrado aún en situaciones de nervios o estrés. Conociendo nuestras  debilidades y fortalezas, para de esa manera, desarrollar nuestro máximo potencial.

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Lic. María Eugenia MARCOVECCHIO:
Licenciada en Psicopedagogía. Orientadora vocacional dentro de la Secretaría de Relaciones Institucionales, UNICEN.
Contacto: eugenia257 [at] hotmail [dot] com