5 de diciembre de 2016

La producción popular: sus alcances y su real importancia para el desarrollo

Ing. Enrique MARTÍNEZ

La pregunta disparadora que nos ofrece la convocatoria a esta charla, independencia de qué y de quién? nos obliga a abordar el tema con una premisa de partida: la producción popular y la economía social deben ocurrir porque “nos gusta” o porque la consideramos imprescindible? Si la respuesta a esta pregunta es que la consideramos imprescindible, tenemos que ir al fondo de la cuestión y analizarla en clave de democracia económica.

Estamos debatiendo desde un ámbito universitario, desde una facultad que se anima a salir de sus carriles tradicionales y abordar temas que van al conjunto de la sociedad en un momento de la vida argentina que es sumamente traumático, El resultado de las elecciones en diciembre pasado fue traumático para quienes perdimos y lo fue también para quienes ganaron, debido a que no tienen experiencia política previa y sólo gobernaron con anterioridad en esquemas dictatoriales. Gobernar con congreso, con justicia que actúa, con una prensa que, aún en minoría, puede interpelar, no es algo que tuviera presencia en otro momento histórico similar. Los DNU que luego se revocan, las decisiones sobre las tarifas que luego deben cambiarse, tienen que ver con una forma de trabajo habitual en el ámbito privado donde sólo se dan órdenes y no hay necesidad de rendir cuentas, excepto quizás, al grupo de accionistas involucrados. En el ámbito público, como asesores de gobiernos dictatoriales, tenían el mismo rol, sin necesidad de dar respuesta social en términos institucionales. Es en este marco tan particular que nos convocamos para hablar sobre economía popular.

Existen dos miradas respecto a qué quisiéramos que suceda en la sociedad. Una mirada que quisiera que haya más equidad, más justicia social en la Argentina y otra mirada que pone el énfasis en la acumulación de dinero y en el mérito individual. Estas miradas, ¿definen dos modelos de país, entendiendo por modelo de país tanto las acciones sistemáticas, el camino que se sigue, como la definición de hacia dónde vamos y dónde queremos llegar?

¿Discutimos sobre estructuras o sobre gestión?

En este momento en el país estamos discutiendo esas dos visiones pero, a mi entender, lo estamos pensando como diferencias de gestión y no como diferencias estructurales. Discutimos sobre si pagarle a los fondos buitres o no, sobre la ley de pago a los jubilados, sobre las formas de control, etc. Es claro que hay propuestas que difieren de manera sustancial pero, si el actor económico sigue siendo el mismo, estamos discutiendo sólo formas de gestión.

Si así fuera, si sólo tuviésemos que discutir y decidir formas de gestión, no tendríamos que estar discutiendo sobre la independencia puesto que ya seríamos libres y sólo nos restaría administrar nuestra libertad. Esto claramente no es así, y debemos cuestionar la estructura a la cual se remite.

La discusión sobre la independencia no tiene lugar hoy. Perón ganó las elecciones en 1945 bajo una consigna de liberación nacional y se discutía sobre el imperialismo cotidianamente, formaba parte de la discusión política cotidiana. En 1983, la consigna del peronismo era liberación o dependencia. Desde allí hasta acá, la consigna ha sido cómo sacarle riqueza a quien más tiene para darle a quienes menos tienen, pero en ningún discurso importante aparece que la causa de que los que más tienen tengan que ser controlados, regulados incluso "despojados' de parte de su riqueza tenga que ver con un problema de independencia. En estos términos, el planteo es de inequidad interna y, bajo este concepto, no se abre la discusión referida, por ejemplo, al papel que tienen las multinacionales en decidir la distribución del ingreso argentino, o en el pedido de deuda al exterior. Pareciera que son un dato más de la realidad, un actor más, un contexto, y que el problema de la liberación o dependencia ya se resolvió, en el sentido en que el grado de independencia que hemos alcanzado es suficiente como para que ya podamos discutir entre nosotros cómo distribuimos lo que producimos. Y este es uno de los errores que tenemos que advertir y modificar.

El país en diciembre de 2015

Revisemos el último período. ¿Qué país entregó el kirchnerismo en diciembre de 2015? entregó un país con salario real muy superior al que recibió a mediados de 2003. Sin embargo, es inferior al de 1974, que fue el mayor salario histórico de la Argentina. Entonces, el aumento del salario desde 2003 es en rigor una recuperación del salario respecto de la caída del 2001, mérito que sólo tuvo ese gobierno. Teniendo en cuenta que las devaluaciones siempre producen caída del salario real, después se recupera pero nunca al nivel anterior, el kirchnerismo logró recuperar el 2001, lo cual es un éxito relativo importante pero ¿podemos considerarlo un éxito absoluto medido en términos de independencia?

El kirchnerismo recibió un país con 52% de pobreza y lo entregó con alrededor del 25% , según se evaluó desde el campo popular ¿constituye ésto un cambio cualitativo o una mejora relativa?

De los 18 millones de personas económicamente activas, se llegó a 2015 con ocho millones de trabajadores fuera de todo régimen de previsión o cobertura. Iniciativas como la CTEP se generaron durante el último período del gobierno anterior para defender los intereses de quienes no tienen representatividad sindical ni reconocimiento público. Sin embargo, la CTEP no tuvo ni tiene reconocimiento formal dado que el kircherismo no dejó establecido que sea un interlocutor de los trabajadores independientes de la Argentina.

El gobierno hizo un esfuerzo y aumentó la cobertura de necesidades de los que menos tienen. Se pasó de un 3% del PBI a un 10% de transferencia hacia los sectores más desprotegidos. Se aumentaron las obras públicas, lo cual generó muchísimos puestos de trabajo pero la concentración económica era significativamente mayor al final del gobierno que al principio. Es claro que no se consideró que ese fuera un problema y se gobernó pensando que los sectores populares podían estar mejor sobre una estructura a la cual no se cuestionó.

Como parte del sector popular, veo que en estos últimos 12 años hubo un intento permanente, consistente y con vocación fuerte de favorecer a los sectores que menos tienen; veo un gobierno que consiguió generar puestos de trabajo, mejorar el salario respecto de cómo lo recibió y reducir la pobreza. Lo que no observo son indices de calidad de vida que le permitan decir, al final de la gestión, que ha dejado un país independiente cuando lo recibió dependiente, excepto, y no menor, en el desendeudamiento externo, dado que sí dejamos de depender del Fondo Monetario y de la enorme carga de la deuda externa.

Los mecanismos utilizados por el gobierno anterior fueron: convocar a paritarias libres y conseguir que en esas paritarias se otorgaran aumentos por encima de la inflación; otorgar subsidios al consumo, al ingreso, a los servicios públicos; decidir una política de retenciones como transferencia de fondos de un sector de alta rentabilidad al estado; aumentar la inversión pública; regular las importaciones; y reducir la deuda externa significativamente. Pero la concentración productiva aumentó y el gobierno no puede mostrar, al final de su gestión, un solo cambio estructural que haya afectado al capital externo. Los dos grandes logros en términos productivos fueron tomar Aerolíneas que estaba quebrada y convertirla en empresa de bandera y tomar la mayoría del capital accionario de YPF convirtiendo a la sociedad con mayoría de capital estatal en un operador privado igual que los demás, con un caldo de inversiones extranjeras. No hubo señal de que algunas empresas que estaban hegemonizadas por el capital internacional podrían ser llevadas adelante por capitales nacionales de otra manera.

Perder las elecciones

Llegado 2015, se perdieron las elecciones. Analizo tres factores que, a mi entender, fueron claves para que esto ocurriera:

  • El poder de las empresas. No se advirtió que los actores hegemónicos de la economía, a partir del momento en que se llegó a una mejora del salario real que les pareció suficiente, trasladaron a los precios toda la mejora salarial. La discusión basada solamente en el salario, que se estancó a partir de 2010, permitió que las empresas aumentaran los precios adelantándose a las paritarias. Ese poder, o no se lo advirtió, o no se consideró que podía ser confrontado. 
  • La restricción cultural interna. Argentina, como todos los países de LA no fabrica divisas, las consigue a través de su comercio exterior. En los primeros años de gestión del gobierno kirchnerista se tuvo una situación muy favorable, pero era claro que iba a volver a repetirse la situación histórica: el país crece; las empresas extranjeras que son predominantes en todos los sectores incluida la comercialización generan más utilidades y las quieren transferir; los particulares, cuando hay inflación,  se ponen nerviosos y quieren comprar dólares como refugio. En síntesis, hay una restricción externa que hace que el gobierno no pueda controlar el flujo de divisas, en particular si tiene la sana política de no endeudarse (situación que el gobierno actual ni siquiera se cuestiona). Para no endeudarse, el gobierno anterior tuvo que caer en medidas de poca aceptación popular cuando el zapato apretaba, cuando en verdad lo pudo haber hecho cuando sobraban las divisas. Si en 2004 hubiera explicado al conjunto de los  ciudadanos que todos los países tienen un problema de restricción externa y que los excedentes del 2004 eran muy favorables pero que obligaban a hacer una cuidadosa administración de las reservas en ese momento y tomar la decisión que restringir la compra indiscriminada de dólares, el efecto hubiera sido completamente diferente. Cuando hubo que hacerlo, la gente estaba nerviosa, la gente común y los grandes actores especulativos de la Argentina.            
  • La manipulación mediática, que vino a reemplazar los golpes de Estado en toda Latinoamérica, que dejaron de ser aplicables aún para las personas que acuerdan con el transfondo económico y social de quienes ejercieron los gobiernos militares. La manipulación mediática es un factor absolutamente predominante en la política actual y fue un desencadenante mayor de los resultados de las elecciones.     

Y agregaría un cuarto factor, vinculado con los tres anteriores, y es que no se tuvo un diagnóstico estructural que tuviera en cuenta lo que enumeré anteriormente. Se cayó en discusiones sobre Clarín, sobre regulaciones, sobre control de precios cuando en rigor debió haberse tenido una explicación estructural de porqué pasan las cosas. Esa explicación estructural es la que nos trae al motivo de la reunión de hoy porque SI tenemos un problema de independencia, SI tenemos un problema de integración al capitalismo global en términos subordinados, dejando que las corporaciones multinacionales hegemonicen la economía. Ese problema no se pudo resolver aún habiendo hecho todo lo que sensatamente se hizo, especialmente cuando Kicillof fue ministro de economía, para controlar una situación que era hegemonizada por aquellos a quienes no les interesa la equidad social, y los números se deterioraron en todos los casos

¿De quién independizarnos?

Quiero hacer aquí una primera aseveración conceptual. Tenemos por delante el desafío de independizarnos de la subordinación al capital multinacional. Y tenemos que hacerlo en términos más complejos que los anteriores, cuando el problema era de soberanía nacional contra el gobierno inglés, contra el gobierno norteamericano, contra las agencias del imperialismo. Hoy tenemos que independizarnos de la hegemonía multinacional que queda determinada por un sistema de capitalismo global que hace que la vida en nuestros países termine siendo una vida con techo, con restricciones importantes que nos lleva al ciclo descendente una y otra vez: devaluación, caída del salario real a consecuencia de la devaluación, generación de inflación que, al cae el salario real vuelve a bajar porque baja la demanda, reaparición del ciclo de inversión, suba del salario real y recomienza nuevamente, sin que percibamos que en cada ciclo hay un decrecimiento de la calidad de vida porque el ritmo de la dinámica lo toman los grandes inversores, los grandes capitales, el sistema.

Entonces, si el problema de la independencia existe, y así es, tenemos que independizarnos de un sistema y avanzar en la construcción de otro sistema. y, al mismo tiempo que se vaya construyendo un sistema que logre el manejo de una sociedad tan compleja como la nuestra, con el desafío de construirlo con valores y relacionando a los actores económicos, habrá que ir controlando y acotando el sistema que queremos superar.

El factor de cambio será pelear por la democracia económica y por la producción popular. Ya no es, como en 1973, generando empresas del estado o empresas líderes que se logrará independencia económica, sino integrando a sectores del trabajo, organizando la producción de bienes y servicios que atiendan las necesidades comunitarias y donde no ocurra que algún eslabón de la cadena de valor tenga como objetivo apropiarse del valor generado por otro. En definitiva, generando calidad de vida a partir de correr el foco del lucro.

Salir del círculo

El Programa de ESS de la universidad tiene un gráfico que lo explica que es muy bueno, donde resume qué es la ESS. Sólo le agregaría un punto, que es clave, y es que la organización es imprescindible para la liberación, no porque sea rimbombante sino porque cambia el carácter. Volvemos al principio, la ESS debe ser no porque nos gusta sino porque es imprescindible que suceda. Si queremos salir del círculo de pedirle a algunas dirigencias políticas que dobleguen a los representantes del liberalismo y que después se dediquen a pelear contra la estructura económica en los mismos términos que el kirchnerismo peleó, para que recuperemos el 90% de lo que teníamos en 2015, estamos siempre repitiéndonos y nos quedamos dentro del círculo.

Tenemos que tener una caracterización adecuada de porqué pasan estas cosas, pasan porque la PP no tiene presencia ni vigencia. Los obstáculos que la PP tiene y que debemos profundizar y desarrollar en la práctica son:

  • No tener acceso a la transferencia de tecnología. En este momento, y con el auspicio de la presidenta de la Comisión de ciencia y técnica, se está presentando      una ley al congreso para           que todo el sistema científico tecnológico argentino transfiera            tecnología en forma gratuita a los componentes de la producción popular con fondos provenientes de una sobretasa al impuesto a las ganancias a las empresas que más pagan ganancia.
  • No tener acceso a la tierra para producir.
  • Perder espacios de vinculación directa entre productores y consumidores en las ferias a manos de los             intermediarios y revendedores que       alimentan el trabajo esclavo y la explotación del productor, y que impiden que la distribución y la comercialización sea un servicio y no un negocio.       

El presidente actual nos dice que la gente no tiene empleo en cantidad suficiente y que ellos van a promover el empleo. Nunca se usa la palabra trabajo. Es la lógica de un país con grandes capitales que dan empleo a todos, la lógica que tiene vigencia en el mundo, pero que tiene que ser contrarrestada con la democracia económica, entendida como la libertad de trabajar, de producir, de comercializar, de transportar, individualmente o agrupados, sin ser coartados por algún otro actor económico. ¿Eso alcanza para cambiar el país? seguramente no, pero cambia mucho la manera de pensarlo.

Una vez que demos un primer paso y entendamos lo que significa generar alimentos y vestimenta de esa manera, comenzarán a aparecer los demás aspectos claves: generación de energía distribuida y esquemas que integren sectores sociales a la producción de combustible; explotación minera racional y cadena de valor agregada; educación y salud popular, entre otros.

Volviendo al ámbito universitario y recordando lo determinante que resulta la manipulación mediática y las inversiones como factor de progreso, banderas neoliberales, están faltando grupos políticos universitarios y grupos sociales para contrarrestarlos.

Tenemos que dejar muy en claro que:

  • La inflación no es fruto de la emisión sino de la puja distributiva.
  • El déficit público es parte de la financiación del crecimiento, no debe cubrirse con deuda externa (Japón tiene un deuda interna mayor que el PBI porque el Estado financió el desarrollo japonés con deuda que pagaron los japoneses) y debe generarse con confianza.                
  • Las grandes corporaciones no tienen derecho a generar un cambio de divisas a cambio de generar trabajo. Deberán exportar más o importar menos, no enviar utilidades al exterior, no pagar regalías, pero el balance debe ser cero. Es un trabajo a largo plazo, que evidentemente no comenzará con este gobierno, pero no debemos naturalizar el chantaje multinacional y si debemos fijar las reglas. 
  • Uno de los problemas que afectan a la clase media de manera masiva es el tema de las divisas. Si tuviéramos que elegir una causa por la cual hubo tanta tensión y tanto problema electoral el año pasado era que la gente no podía comprar dólares. El campo popular tiene que salir a decir que la regulación de divisas es una necesidad imperativa en el mundo periférico y explicar por qué. No podemos asumirlo en términos culpógenos si queremos un cambio estructural y no un cambio de gestión, un cambio que incluya a la producción popular en un papel determinante y que impida que sigamos en el serrucho permanente, un serrucho en tobogán que siempre nos hará estar un poco peor.   

Es hasta irrespetuoso intentar una síntesis conceptual en un párrafo, pero a la vez resulta imprescindible. No podemos seguir viendo las diferencias políticas como distintos modos de gestión de una estructura que no se modifica. La estructura económica vigente en el país desde hace décadas no es democrática, consolida el poder de pequeños círculos y se sustenta con un imaginario colectivo que mezcla la resignación con las afirmaciones grandilocuentes que sostienen al actual como el único camino.

Nuestra responsabilidad es descubrir los caminos alternativos y transitarlos a medida que los construimos.

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Ing. Enrique MARTÍNEZ:
Instituto de la Producción Popular. Ex director del INTI.
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