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16 de mayo de 2013

La cada vez más delgada línea entre la realidad e Internet

Dr. Alejandro ZUNINO

Hace unos meses, luego de comprar un viaje por Internet que incluía pasajes y hotel, me aparece un aviso en el celular indicando los datos de mi vuelo, el pronóstico del clima en la ciudad de destino y el tipo de cambio. Poco caso hice a eso pues en principio me pareció una propaganda. Al rato, mientras hacía el bolso aparece otro cartel y un mapita en el celular diciendo que debía salir ya a la terminal de ómnibus, puesto que desde mi casa había unos 18 minutos. En ese momento me sorprendí y hasta casi me preocupé... ¿cómo saben que todavía estoy en mi casa? ¿cómo saben dónde vivo? ¿cómo saben cuándo demoro desde mi casa a la terminal? no recuerdo haber puesto mi domicilio cuando compré el viaje...

Llego al aeropuerto y aparece un cartelito en el celular indicando la puerta por la que salía mi vuelo y que estaba atrasado dos horas. Luego me sugiere algunos lugares del aeropuerto en los que se puede almorzar ordenados por la calificación que les dio la gente que estuvo en ellos antes. Me llama la atención que varios de los comentarios habían sido hechos por gente que conozco. Pensé, lindo servicio el de la compañía aérea, al menos me avisan...

Cuando finalmente el avión aterriza me suena el celular y muestra un cartel donde ofrece alternativas de transporte público para llegar al hotel donde tenía reservado. Además me sugiere algunas tiendas en el aeropuerto que me podrían interesar, entre ellas una librería, una juguetería y una de electrónicos. Sorprendentemente me recomendó sólo negocios relevantes para mí. Por ejemplo, no me recomendó tiendas de tabaco, relojerías ni joyerías. Cuando llego a la librería aparece otro cartelito en el celular que me ofrece escanear los códigos de barras de los libros con la cámara para ver opiniones y críticas. Me entretuve un rato hojeando algunas novedades y nuevamente el celular que me dice que si quiero llegar al hotel a la hora que dije tengo que salir ya mismo porque hay mucho tránsito, y me muestra un mapita. Definitivamente acá pasaba algo más que un simple servicio de avisos de las aerolíneas.

La anécdota no tiene nada de ficción. Es un ejemplo típico de lo que hace un smartphone, o teléfono inteligente. Un smartphone no es ni más ni menos que una computadora de bolsillo con acceso a Internet. El gran protagonista de la anécdota es un software llamado Google Now que viene incluído en los smartphones con sistema Android vendidos a partir de 2012, aunque existen otros software similares tales como Sherpa, Maluuba o Dragon Mobile Assistant. Google Now analiza nuestra actividad en Internet y en el mundo "real". Esto incluye leer nuestros emails, agenda, contactos, actividades en las redes sociales y lugares visitados, entre otras cosas, para sugerirnos qué hacer. Además, Google Now también entiende órdenes en voz alta.

Lo que ocurrió en la anécdota es conceptualmente muy simple. Cuando compré el viaje recibí un email con la información de vuelos y hoteles. Google Now "leyó" ese email para monitorear el estado de los vuelos, ofrecerme información del clima en el destino y el tipo de cambio. Para darse cuenta que el vuelo estaba retrasado accedió a un servicio de consulta de estado de vuelos que ofrece la línea aérea vía Internet. Luego, cuando observó que el vuelo estaba retrasado, buscó direcciones de lugares cercanos a donde yo estaba que podrían interesarme. Más tarde, cuando llegué al destino, Google Now buscó formas de llegar al hotel usando mapas en Internet y también buscó lugares que podrían interesarme, basado en lugares similares que visité antes, en el contenido de mis emails y en mi historial de navegación, pues frecuentemente hago compras por Internet. Finalmente, cruzando información de tránsito, distancia al hotel y mis tareas agendadas que indicaban la hora de llegada al hotel, Google Now dedujo que si no me apuraba no iba a cumplir con la planificación.

Detrás de toda esa aparente magia hay años de investigación en diversas áreas de las Ciencias de la Computación. Por ejemplo, lo que posibilita que Google Now obtenga información de los sistemas de líneas aéreas, directorios de negocios o catálogos de libros se denomina "Servicios Web". Google Now se basa en técnicas de “Minería de Datos” para encontrar relaciones entre negocios, ubicaciones, emails e historial de navegación Web. Para buscar negocios relevantes y analizar los emails utiliza técnicas de "Recuperación de Información". Para realizar sugerencias significativas en relación con nuestros hábitos y aprender de nosotros se apoya en mecanismos de "Personalización" y “Aprendizaje Automático”. Las enormes cantidades de datos sobre qué hacemos se guardan en almacenamientos denominados "Big Data". La ejecución de los programas que analizan esos enormes volúmenes de datos y que requieren de capacidades que aún la computadora más grande que existe no es capaz de brindar se realiza en "Sistemas Distribuidos" alojados en centenares de miles de computadoras organizadas en un "Cluster Computacional" o "Nube Computacional". Finalmente, la construcción de esos programas para que hagan lo que tienen que hacer, sin gastar mucha batería en el celular, utilizando la menor cantidad de tráfico de datos, con suficiente velocidad y facilidad de uso para un usuario promedio es posible gracias a la aplicación de enfoques de la "Ingeniería de Software".

A pesar de que Internet ha cambiado radicalmente la forma en que trabajamos, socializamos y estudiamos, entre otros aspectos, lo que hemos visto hasta ahora es sólo la punta del iceberg. Los smartphones, a diferencia de la PC donde uno se sentaba y navegaba un rato, lograron que Internet vaya con nosotros siempre.

La distancia entre la vida que llevamos en Internet y en el mundo "real" se achicó mucho con los smartphones, y se va a achicar aún más con los dispositivos de realidad aumentada. Por ejemplo, los anteojos Google Glass tienen una pequeña pantalla semi-transparente en uno de los lentes. Esto hace que parezca que estamos viendo “en el aire” un monitor de 25 pulgadas con información obtenida del smartphone. Por ejemplo, muestra las sugerencias de Google Now, datos sobre objetos que estamos mirando en ese momento (monumentos, pinturas, libros) o las actualizaciones de las redes sociales. A Google Glass se le pueden dar órdenes en voz alta para que saque fotos, averigüe el estado de las líneas de subte u obtenga información en Internet.

En definitiva, cada vez es más difícil distinguir entre la “realidad” e Internet gracias a los dispositivos móviles. Actualmente no sorprende a nadie que las cosas de la realidad estén representadas en Internet: mapas, pinturas, información de personas, libros o música. Sin embargo, hasta hace poco la inversa parecía muy lejana, es decir que las cosas de Internet “aparezcan” en el mundo real. Con los smartphones y dispositivos de realidad aumentada esto se hizo posible. Al poco tiempo de usar Google Now, uno descubre que ayuda en  muchas cosas rutinarias, aprende de lo que hacemos, sabe lo que hicimos por años de usar Internet, y lo que no sabe lo busca en Internet. Casi una secretaria de carne y hueso.

Para terminar cabe decir que en el ISISTAN (Instituto Superior de Ingeniería de Software Tandil), dependiente del CONICET y de la UNICEN, sin ir más lejos, se realizan investigaciones sobre las áreas mencionados en el artículo desde hace casi 20 años.

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Dr. Alejandro ZUNINO:
Instituto Superior de Ingeniería de Software Tandil (ISISTAN), CONICET, Facultad de Ciencias Exactas, UNICEN.
Contacto: alejandro [dot] zunino [at] isistan [dot] unicen [dot] edu [dot] ar - http://azunino.sites.exa.unicen.edu.ar/