Escuela Nacional Ernesto Sabato celebró su décimo aniversario
Mañana transparente y mansa. Entorno verde, todo verde y en paz. Patio enorme. En su centro, la cima del mástil esperando la bandera patria. Alrededor, autoridades universitarias, directivos, personal de apoyo, padres y alumnos anteriores y nuevitos de una matrícula que en el 2004 sumaba 70 y hoy casi llega casi a los 400.
Allí, en calle Larrea 760, este lunes a las 8 en punto la comunidad de la Escuela Nacional Ernesto Sabato inauguró el ciclo lectivo de su único nivel, el secundario, celebrando a su vez el décimo aniversario de su servicio educacional ya reconocido y elogiado por todo el distrito tandilense, amén de los padres de las camadas estudiantiles.
Al tope del mástil, acariciada por una suave brisa, izaron la enseña el rector de la Unicen contador Roberto Tassara y el director del establecimiento doctor Tomás Landívar, junto a la vicedirectora Silvia Gallarreta, la secretaria académica universitaria profesora Mabel Pacheco y la secretaria de Relaciones Institucionales doctora Ana Taborga, ambas de la casa de altos estudios.
Con la presencia a su vez de los abanderados, el de las enseñas nacional Mauro Pucheta, provincial Mariana Gutiérrez y de la Unicen Azul Senn, en compañía de los escoltas Tomás y Julieta Scala, Agustina López y María Bruno, Juan Cruz Pastor y Bárbara Verón, en ese orden, los presentes entonaron las estrofas del Himno Nacional Argentino, siguiendo las oratorias alusivas al acostumbrado y en esta ocasión especial acto de apertura.
DEL DIRECTOR
“Hace exactamente 10 años iniciábamos el primer día de clases”, señaló al comienzo de su oratoria el doctor Landívar, tras sumar a la Vicedirectora en el carácter de sus expresiones. “Por eso este es, fundamentalmente, un agradecimiento a las autoridades de la Universidad que lo hicieron y lo hacen posible, a la Comisión Ampliada formada en el año 2003 por docentes de las distintas Facultades que participaron en la elaboración del proyecto inicial, a los docentes, preceptores y no docentes. A los que están desde el inicio hasta los que se incorporaron después haciendo suyo el espíritu del establecimiento”.
El inicio de la escuela, un año después la pintó en un par de anécdotas que dan cuenta de las dudas que la comunidad tenía.
“La primera reunión de padres en Aula Magna, donde se preguntaban cosas que tales como: -- ¿Es cierto que la escuela se abre sin tener agua potable?”, ¿Los títulos tendrán validez?”, o bien, si para llegar a este lugar había que decirle al remisero: -- Lléveme a la nueva escuela de la Universidad, la que está pasando el Tiro Federal, al lado del Instituto de Educación Física”.
Al poco tiempo eso cambió por --“Al Polimodal de la Universidad al lado del Tiro”, después “Al Poli de la Uni”. Ahora, decimos “a la Sabato”, ya todos saben dónde estamos e inmediatamente escuchamos el comentario: -- Es buena escuela esa, no? Así dice la gente, porque ya todos saben lo que somos. Disculpen este arrogante desliz, sabemos que puede sonar hasta pedante, pero al orgullo se le escapan estas cosas”.
Entonces “el patio era demasiado grande para los 70 alumnos y los pocos padres, docentes y autoridades presentes en aquel momento. Hoy está completo.
Hace 10 años muy pocos sabían de lo que esta escuela sería con el tiempo, había dudas en algunos y una afectuosa confianza en quienes encomendaron sus hijos y sus sueños en las manos de quienes aún dirigimos la escuela y en los docentes y preceptores y personal en general que se hacían cargo de las distintas asignaturas. Hace diez años comenzó un proyecto que hoy se muestra por sí mismo, sin necesidad de contarlo”.
Siguió el Director, luego de más agradecimientos, con un balance. Como directivos estamos sumamente agradecidos. No muchos docentes tienen la maravillosa oportunidad de organizar, casi de la nada, una escuela secundaria con la libertad que hemos tenido”.
“Por eso queremos agradecer públicamente a las autoridades de la Universidad que inicialmente confiaron en nosotros para organizar esta escuela y a las sucesivas autoridades que renovaron ese compromiso al darnos continuidad en la tarea”.
PRINCIPIOS CENTRALES
“Desde esa confianza pudimos armar la escuela, pudimos armar todo el andamiaje normativo, organizativo y pedagógico en general e instalar un estilo de gestión centrado en el debido reconocimiento del otro como un actor con el que en paridad se construyen los acuerdos, no por la negociación estratégica, sino por el reconocimiento genuino de las verdades de todos”.
“Desde esa libertad construimos entre todos y promovimos por profunda convicción vínculos institucionales absolutamente respetuosos de las diferencias y desigualdades de todo tipo”.
“Esto, enmarcado en la histórica concepción de escuela pública que amerita reeditarse. Una concepción en donde las diferencias se convierten en insumo educativo en el marco de los valores democráticos, donde las desigualdades sociales son atendidas desde el Estado con políticas activas y comprometidas tendientes a la merecida compensación que por derecho corresponde. Constituyéndonos parte de las políticas distributivas de bienes materiales y simbólicos. Constituyéndonos en parte de un eje igualador y promotor del ascenso social y de la dignidad humana. Desde estos principios deben entenderse los compromisos institucionales y las vocaciones desplegadas en la escuela. Y esto no son solo palabras, son opciones ideológicas”.
“Está claro que esto no sería posible sin la activa participación de todo el personal de la escuela, los docentes, técnicos y no-docentes que, muchas veces desde el anonimato y sin más interés que el de actuar profesionalmente, se involucran con intensidad en esta construcción colectiva articulada desde los principios mencionados”.
Sin duda, falta mucho por hacer – reconoció -- en distintas dimensiones, pero especialmente en lo referido a la formalización y consolidación de proyectos y procesos que garanticen la profundización de este un proyecto que más se deben a la mística, a la vocación y a la militancia de sus hacedores que a las necesarias pero restringidas visiones profesionalistas”.
Señaló el finalizar que “la mejor manera de festejar este día de cumpleaños de la Escuela Nacional Ernesto Sabato, es inaugurando un nuevo ciclo lectivo, abriendo nuevamente las puertas para recibir a todos los alumnos, a los viejos y a los nuevos alumnos. Son ustedes la razón de ser de la escuela.
Juntos caminaremos este año; para nosotros será un honor, espero que para ustedes también”.
DEL RECTOR
Cerró las oratorias, improvisando brevemente, el Rector. “Quiero ratificar el compromiso universitario al que se refirió Tomás”, dijo adhiriéndose a esas palabras el titular de la Casa de la que es apéndice la Escuela. “Esta es, además, un proyecto educativo de la Universidad”, memorando que en realidad “el parto fue hace 10 años, pero además se gestó antes con un importante debate sobre un aporte a la educación pública tratando de demostrar que se puede tener la mejor calidad trabajando para la inclusión, pero manteniendo la calidad que todos deseamos para nuestros jóvenes. Esta es la llave para la libertad y el crecimiento de todos ellos, dentro del pedido que se nos ha hecho a todas las universidades públicas, sumando la inclusión social a nuestras tradicionales actividades”.
“En ese sentido nuestra Universidad empezó antes con esta idea del rector Auza que todos acompañamos hace poco más de 10 años. Hoy, con nuestra presencia, además de unirnos a la celebración íntima, ratificamos ese compromiso público de calidad e inclusión”.
“Hay alumnos – citó – de casi 70 escuelas públicas tandilenses, y ese era el objetivo: el ingreso por sorteo y la posibilidad limitada por nuestros espacios para todos en condiciones igualitarias. Quiero agradecer a todos. A la comunidad de la Escuela, a las familias que confían en ella y en nuestra Universidad. Esperamos a sus hijos también en nuestras aulas universitarias, por donde han pasado y pasa el 90 por ciento de los graduados de la Sabato. Un grato mensaje para nosotros. Los felicitamos a todos”, cerró, dando así comienzo al nuevo ciclo lectivo.