Ecología | Sociedad
25 de junio de 2013

El agua y la intensificación ganadera

Ing. Agr. Roberto A. RUBIO

Los recursos naturales disponibles, el agua, los nutrientes indispensables para el crecimiento vegetal y animal, y la disponibilidad de servicios eco-sistémicos adecuados permiten la producción agrícola sobre la cual se sostiene la producción ganadera.

La percepción de los productores y la falta de aceptación al cambio climático es una barrera a la adopción voluntaria de buenas prácticas de manejo conducentes a mantener una situación productiva equilibrada con el ambiente. (1)

El agua no está exenta de sufrir cambios producto de la intensificación a la que está siendo sometido el sector agropecuario en general, y ganadero en particular. La intensificación provocará significativos e impredecibles cambios de cantidad y calidad de agua disponible si queda fuera de control.

Para qué necesitamos el agua

Como todo sistema biológico, el sistema agropecuario, se basa en la capacidad de las sustancias en reaccionar de tal manera que, la energía solar en presencia de anhídrido carbónico y agua, se transforme en sustancias utilizables por el hombre, ya sea incluida en granos, u otras partes de las plantas, como transformando esas plantas en producto animal.

La región pampeana de la República Argentina está bendecida por cantidades significativas de lluvia que permiten reponer, e incluso tener excesos importantes, con respecto a la totalidad del agua utilizada en los sistemas productivos.

En el pasado este valor se mantenía asegurado dentro de los límites que imponía la naturaleza. Dado que la escasez de agua de lluvia reducía la producción de los cultivos, la extracción de nutrientes, y se equilibraba y sostenía adecuadamente un ciclo del agua apropiado.

La intensificación productiva, implica alejarnos de los límites impuestos por la naturaleza agregando aquellos elementos que, en un determinado momento, son escasos o provocan una limitación al rendimiento.

Desde el punto de vista del agua, la falta de un milímetro de agua implica usar 10000 litros de agua que debemos agregar a una hectárea de suelo para equilibrarlo, y no perder rendimiento. La demanda de agua para lograr los rendimientos planeados en función de la intensificación deseada, justifican  el agregado aún bajo precipitaciones normales. Las reservas de agua de profundidad serán repuestas por las precipitaciones que caen normalmente. El uso y agregado en forma artificial, asegura la disponibilidad de la misma en el momento adecuado.

Es necesario evitar riesgos, como los derivados de usar agua con altas concentraciones salinas o crear situaciones que impermeabilicen el suelo y que no se recuperen las napas en profundidad. Desde el punto de vista del equilibrio del ciclo del agua no resultaría en una competencia y no significaría un uso excesivo del recurso.

Diferente es la situación en ambientes donde las precipitaciones no son suficientes y no existen sistemas de reposición adecuados. Si se utiliza el agua en profundidad por encima de la tasa de reposición, las consecuencias se verán en plazos variables, dependientes del frágil balance de extracción reposición de la región.

Periodísticamente se argumenta: “toda agua que llega al mar se desperdicia” (2) ello justifica la recuperación de la misma, pero sólo el exceso nos asegura equilibrio.

En el marco del ciclo del agua

No podemos, ni debemos soslayar, que los ciclos naturales tienen un tiempo indispensable para adaptarse a los cambios que provoquemos. Esos cambios no se miden en años.  Muchas veces, los procesos adaptativos van más allá de generaciones y por encima del tiempo de uso de ciertas prácticas, que nos dejan tan sólo sus consecuencias. Este desafío lo debe recoger la universidad para desarrollar técnicas precisas que permitan identificar con anticipación y rigurosidad, los posibles cambios a los que está sometido el ambiente, promoviendo el desarrollo sustentable y evitando la parálisis que promueve el riesgo de los cambios.

Si los procesos de intensificación, provocan cambios en los ciclos de agua y nutrientes, debemos reconocer que esta alteración, no necesariamente nos llevará a un nuevo equilibrio positivo.

La intensificación ganadera afecta al ciclo del agua tanto desde el punto de vista del consumo realizado por los animales, como en la contaminación producida con los efluentes.

El consumo de agua por parte de animales es un elemento que compite con las necesidades de la población, y en las condiciones de producción de la región pampeana, lo más frecuente, es la extracción subterránea con distribución en aguadas, donde el ganado la consume, similar a la situación planteada para la población.

Los límites en contenidos de sales, así como de determinados minerales, no son estrictamente los mismos a los deseados para el consumo humano, sin embargo la cantidad usada, y su consecuente tasa de extracción, tendrá efectos sobre el ciclo del agua y por lo tanto del agua disponible en el futuro cercano y lejano (cambios de composición estacionales, como a largo plazo) sobre los actuales reservorios de agua apta para el consumo humano.

El consumo de agua por parte de los bovinos es importante, significa  aproximadamente el 10% del peso de los animales, medida extremadamente variable en función del peso y tipo de animal considerado, época del año, tipo de forraje consumido y/o situación climática particular. Es posible prever que a lo largo del año un bovino utilizará 15000 litros de agua.

Se atribuye que la huella de agua de la carne está repartida en un 87,2% de agua verde, 6,2% azul, y 6,6% gris, (3) si bien no es una distribución contaminante, debe prestársele mucha atención por su elevada utilización, aproximadamente 15415 litros de agua por kg de carne vacuna producida o 1020 litros de agua por litro de leche. (4)

En el caso del efecto de los efluentes, sobre la posibilidad de contaminación de las fuentes de agua, es una preocupación permanente por parte de los productores y asesores de sistemas intensificados, (5) a pesar de lo cual no se ve contrastado en la aplicación de tecnologías tendientes a reducir los efectos. Es necesario crear los reglamentos que encuadren los límites de las actividades reduciendo la capacidad de deteriorar el ambiente. Se debe pensar en reutilizar los efluentes, y evitar que sean fuente de contaminación, impidiendo la saturación y los desbalances. Lamentablemente hay evidencias de cambios en períodos de tiempo muy reducidos. (6)

A modo de resumen

La producción agropecuaria tiende a la intensificación y está empujada por la demanda local y mundial de alimentos. Es un negocio muy activo para la Argentina.

Es indispensable lograr que el empresario encargado de tomar las decisiones de producción se mantenga dentro de los límites agro-ecológicos que posee el ambiente donde está enclavada su empresa. Aun desconociendo el horizonte de sustentabilidad de la actividad que se realiza, la misma es sometida a procesos de intensificación, con consecuencias impredecibles.

Los márgenes económicos pueden resultar beneficiosos para el usuario temporal de los recursos naturales. Sin embargo se pueden tener en cuenta los costos ocultos originados en los servicios eco-sistémicos provistos por el ambiente, si lo hiciéramos, sólo se podría estar pagando una parte de las 85 utilizadas para producirlo. (7)

El deterioro del ambiente será una muestra del uso inadecuado realizado, ¿será pagable en el futuro?. En el agua tendremos, probablemente, nuestro primer indicador del uso inadecuado. No respetar la cantidad, capacidad y organización de los recursos encargados de dar los servicios eco-sistémicos disponibles, donde ocurren los ciclos naturales de producción, absorción, descontaminación, deben ser de preocupación y de mirada permanente  a fin de evitar la  posibilidad de deterioro, asegurando a las generaciones actuales y futuras el bienestar indispensable que se merecen.

Referencias:

1. Barnes, A.P. y  Toma, L. 2011. A typology of dairy farmer perceptions towards climate change. Climate Change. DOI 10.1007/s10584-011-0226-2
 
2.Farroñay, K.B.. 2012. La Mitad del Agua de Lluvias Se Va Al Mar Por Falta De Infraestructura. http://Elcomercio.Pe/Peru/1361270/Noticia-Mitad-Agua-Lluvias-Se-Va-Al-Ma....

3. La huella de agua consta de tres componentes llamados azul, verde y gris. La huella hídrica azul es principalmente el volumen de agua dulce que circuló por el animal. La verde es principalmente el volumen de agua evaporada por los forrajes. La gris es el volumen de agua contaminada por producir la carne.

4. Mekonnen, M.M. Y Hoekstra, A.Y. 2010. The Green, Blue and Grey Water Footprint of Farm Animals and Animal Products. Volume 1: Main Report. December 2010 Value Of Water Research Report Series No. 48.

5.  Hernandez, G.; Rubio, R. 2012. Problemas ambientales en establecimientos de engorde de bovinos a corral (feedlot) del partido de Tandil, bs. As. 35º Congreso Argentino de Producción Animal.

6. Andriulo, A.; Sasal, C.; Améndola, C. y Rimatori, F. 2003. Impacto de un sistema intensivo de producción de carne vacuna sobre algunas propiedades del suelo y del agua. Revista de Investigaciones Agropecuarias Volumen 32 N° 3 Diciembre 2003. http://www.inta.gov.ar/ediciones/ria/32_3/02.pdf

7. Rótolo, G., Rydberg, T., Lieblein, G. y Francis, C. 2007. Hidden Value in the Steers of Argentina’s Pampas. In Emergy Synthesis 4: Theory And Applications of the Emergy Methodology. Proceedings from The Fourth Biennial Emergy Conference, Gainesville, Florida. Ed Mark T. Brown.

© Todos los derechos reservados.
 

Ing. Agr. Roberto A. RUBIO:
Ingeniero Agrónomo, Área de Sistemas de Producción y Bovinos de Carne, Departamento de Producción Animal, Facultad de Ciencias Veterinarias, UNICEN. 
Contacto: rubio [at] vet [dot] unicen [dot] edu [dot] ar